Máscaras

Guapa la mujer, guapo su marido, guapos los siete hijos. También el perro, de raza labrador, es hermoso. Una estampa de belleza y felicidad que recibe a diario los parabienes de miles de seguidores que frecuentan sus redes sociales. Y, sin embargo, nada es lo que parece, o al menos es mucho lo que se esconde detrás.

Hablo de Inés Gómez Font, presentadora mexicana que podría encontrarse en Miami tras huir de su país natal. La Interpol ya ha emitido una orden de busca y captura en 190 países. Se la acusa, a ella y a su marido, de estar involucrados en el uso de empresas fantasmas para facilitar la evasión de impuestos, el desvío de recursos públicos y el lavado de dinero. Su nombre ha saltado a los medios de comunicación españoles porque podría ser –ella lo niega– la propietaria del chalé donde Miguel Bosé y sus hijos fueron asaltados días atrás.

De ser ciertas estas acusaciones, lo de esta presentadora mexicana sería un flagrantecaso de vida doble, digno de ser llevadoa una serie de Netflix. O a la literatura. En este punto me estoy acordando de la novela El adversario, de Emmanuel Carrère, o, por poner un ejemplo más doméstico, el relato “Al abrigo”, de Juan José Saer, en el que se narra la circunstancia de un comerciante de muebles que encuentra en un hueco del respaldo de un sillón un diario de una de sus antiguas propietarias. Entregado a la lectura del diario, el empresario acaba reconociendo que él también guarda escondido en casa un buen fajo de billetes del que nadie tiene conocimiento, que su hijo esconde revistas pornográficas, y que su mujer… qué sabe lo que esconderá su mujer.

De una manera u otra, todos escondemos algo, y tenemos un rostro ante los demás y otro ante el espejo. El mundo es un baile de máscaras y toca fingir lo que en realidad no somos.

No será este el peor de nuestros dramas, siempre y cuando no nos busque la Interpol. 

*Escritor

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