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La posguerra iraquí Confusión tras el atentado contra la ONU en Bagdad

El militar ya había muerto cuando, según el Gobierno, estaba herido

El Gobierno de José María Aznar tardó 16 horas en enterarse de la muerte del militar Manuel Martín-Oar en el brutal atentado contra la sede de la ONU en Bagdad. Mantuvo hasta la mañana del miércoles que estaba vivo, ingresado en un hospital norteamericano y fuera de peligro, cuando el capitán había muerto la tarde del martes.

Ayer, el Ministerio de Defensa aportó la versión de que si bien el militar no fue evacuado a un hospital, como había asegurado el martes, sí lo fue "a un centro de clasificación de heridos en Bagdad". Pero no concretó a cuál.

Según el Departamento de Federico Trillo, el militar fue localizado en el exterior del edificio atacado por otro español, que resultó ileso.

PARTE HOSPITALARIO

La documentación que las autoridades norteamericanas entregaron al secretario de Estado de Defensa y comisionado del Gobierno español para Irak, Fernando Díez Moreno, quien acudió a repatriar el cadáver, es un certificado de defunción y un "parte hospitalario" que detalla las heridas y dice que la causa de la muerte fue un trauma craneoencefálico en el parietal derecho.

La última versión contrasta con la que ofreció el propio Ministerio de Defensa el pasado martes, cuando comunicó a los familiares y aseguró en un comunicado que el militar estaba siendo atendido en el hospital norteamericano de Bagdad "sin que se tema por su vida". A las ocho de la mañana del miércoles era la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, quien decía que seguía ingresado en dicho hospital.

La jefa de la diplomacia creía, casi 18 horas después del atentado, que el militar seguía vivo y se encontraba en un hospital a pesar de que el superior del fallecido, el diplomático Miguel Benzo, el cónsul español y varios policías destinados en la embajada en Bagdad no le habían localizado en ningún centro sanitario de los que visitaron durante la noche, saltándose el toque de queda y con grave riesgo para sus vidas.

Fuentes diplomáticas reconocieron que Palacio y Trillo sólo tuvieron la versión del encargado de negocios de la embajada en Bagdad, Eduardo de Quesada, quien transmitió el relato del ingeniero español Ricardo López de Oribe. Este ayudó al militar hasta que llegó el equipo sanitario.

Benzo, que viajó ayer a Rota acompañando el féretro, dio a entender que su adjunto en la Autoridad Provisional de la Coalición (ACP) pudo fallecer durante el traslado. "Ahora, en base a un certificado de las autoridades sanitarias que le atendieron, hemos constatado que pocos minutos después fallecía y fue trasladado a la morgue" del aeropuerto.

"LE DEJARON SOLITO"

El embajador en funciones, Quesada, precisó, por su parte, que el militar "estaba vivo a las 17.30 (las 15.30 en España) y a las 19.30 ingresó en el mortuorio, por lo que debió fallecer sobre las 18.30", ya que al aeropuerto hay una hora de camino. Aseguró que había transmitido a Madrid la información que conocía y dijo que los enfermeros debieron de pensar que su caso no era grave. "Le dejaron solito para atender a otros heridos y cuando volvieron, encontraron que estaba muerto".

La ministra Ana Palacio, que hoy se entrevistará en Nueva York con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, solicitó a Quesada un informe exhaustivo de lo sucedido.

El cadáver del oficial llegó ayer a la base de Rota, donde fue recibido por sus deudos y por los ministros Palacio y Federico Trillo.

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