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Soberbia

La aparente prestancia de Villepin en su ascenso a la jefatura del Gobierno sin haber pasado por las urnas, ha quedado deslucida por la arrogancia con la que ha impuesto la reforma laboral. Para muchos de los franceses que hoy toman las calles, lo más odioso es la altanería con la que ha tratado a las fuerzas sociales, a las que no quiso de interlocutores y hoy tiene de enemigos. Chirac ya le perdonó su consejo de que adelantara elecciones (que ganó la izquierda en 1997). ¿Le eximirá también del caos en el que su soberbia ha sumido a Francia?

*Periodista.

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