La familia Pinochet sale en libertad tras pasar solo una noche en prisión

Una noche de prisión parecía demasiado para los Pinochet. El juez Carlos Cerda, que los había procesado el jueves por "malversación de caudales públicos", junto a los 17 colaboradores más cercanos del dictador, terminó ayer por concederles la libertad provisional.

La resolución se anticipó a una discusión del Tribunal de Apelaciones de Santiago sobre los recursos de amparo presentados por los abogados del clan y favorece a 22 de los 23 involucrados en esta causa. Oscar Aitken, el exalbacea de Augusto Pinochet Ugarte, seguía ayer escondido y prófugo de la justicia.

El arresto de Lucía Hiriart y sus cinco hijos (Augusto, Marco Antonio, Verónica, Jacqueline y Lucía) se percibe como el golpe más duro contra la memoria de la dictadura desde la detención de Pinochet en Londres, en 1998. La suerte de los Pinochet no ha cambiado sustancialmente. Siguen recibiendo escasos apoyos desde que en el 2005 se descubrieron cuentas secretas del dictador en EEUU por 20 millones de euros. Solo el diario El Mercurio dudó de la imparcialidad de Cerda: "Es conocido su juicio adverso al Gobierno militar".

El cardenal Jorge Medina fue a visitar a Lucía Hiriart al Hospital Militar, donde ingresó el jueves al sufrir una descompensación arterial tras serle notificada la detención. "Está tranquila pero muy afectada", se compadeció.

EXTORSION Cuando Pinochet cedió el poder político, en 1990, dijo que ninguno de sus hombres sería "tocado". La vez que su hijo Augusto estuvo a punto de ser procesado por una estafa de tres millones de dólares al Ejército, soldados con rostros tiznados de negro salieron a las calles de Santiago de forma amenazante.

La capacidad de extorsión se fue diluyendo con el paso de los años. Al regresar Pinochet de Londres, ya había unos 100 oficiales entre rejas por delitos de lesa humanidad. Mónica González, la periodista que a mediados de los 80 lanzó las primeras denuncias sobre el enriquecimiento dudoso del dictador, afirma que "hoy debe cundir la ira" entre los represores, y no solo porque Pinochet los abandonó pese a sus promesas. Ahora, dijo González a este diario, se han dado cuenta de para qué servían sus cuentas secretas. El fallo de Cerda revela que las casas de campo de Augusto hijo y la lujosa residencia de Jacqueline fueron pagadas con fondos estatales. Los fondos del Ejército sirvieron para engrosar la fortuna de su máximo jefe.

No fue casual que Mónica Madariaga, exministra de Justicia del régimen y prima del general, al ir a visitar a la cárcel a su hermano Patricio, dijera que "él es el único inocente de los imbéciles que están adentro". El excapitán Augusto Pinochet Molina, hijo de Augusto hijo y que alabó a su abuelo en diciembre durante sus exequias, calificó de "arbitrarios" los procesamientos. Dijo que 20 millones de euros "no es tanta plata dinero" si se tiene en cuenta que el dictador ostentó "el poder absoluto".