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quiere poner fin al derramamiento de sangre

Al Sadr pide a sus seguidores que abandonen la acción armada en Irak

Irak continúa estando al borde de una guerra civil, pero el clérigo radical chií Muqtada al Sadr ha aportado algo de esperanza a la ciudadanía, ya que ha ordenado a su milicia abandonar las calles y omitir los ataques contra las fuerzas de seguridad gubernamentales, e incluso dice que "cualquiera que lleve armas y ataque a las instituciones gubernamentales no será" uno de los suyos. Como es lógico, el Gobierno ha valorado positivamente esa orden de alto el fuego, a la que considera como un paso adelante a la hora de "apoyar la labor" del Ejecutivo iraquí "para imponer la seguridad en el país". A través de un comunicado Al Sadr declara que "por la responsabilidad religiosa, para detener el derramamiento de sangre iraquí, mantener la unidad de Irak y poner fin a esta sedición que los ocupantes y sus seguidores buscan extender entre el pueblo iraquí" y exige "el fin de las apariciones armadas en Basora y en todas las demás provincias". Además, quiere dejar claro que "todo aquél que lleve un arma o que ataque a las instituciones del Gobierno no será considerado uno de nosotros".

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