Síguenos en redes sociales:

ACTIVIDADES IRREGULARES EN LOS CAMPOSANTOS ITALIANOS.

Un negocio de muerte

Descubierta en Italia una red mafiosa que trafica con crucifijos, manillas y hábitos de difuntos La investigación desvela prácticas macabras en la gestión de cementerios.

Un negocio de muerte

Los carabinieri de los Núcleos Operativos Ecológicos (NOE) están acostumbrados a encontrar cualquier cosa durante sus pesquisas, pero aquello que hallaron no se lo podían ni imaginar. De entre montones de basura abandonada, empezaron a salir pies humanos, fetos y sacos de plástico con cenizas. Eran las basuras de un cementerio e inmediatamente se puso en marcha una investigación de alcance nacional.

Todo había empezado después que la Benemérita interceptase un tráfico clandestino de crucifijos, manillas, ataúdes e incluso de hábitos de difuntos para ser revendidos. "¿De dónde proceden?", se preguntaron. Un cartel, que dos semanas atrás colgaba en una tienda de Nápoles que más bien parece un tugurio, escondía una de las respuestas. Compro ataúdes usados, reza. Y uno se pregunta qué hacen con el muerto que había en su interior o quiénes son los responsables de un tráfico tan macabro, visto que además de sepultureros, hay papeles de por medio, empresas fúnebres y funcionarios de ayuntamientos.

Los días siguientes, los carabinieri revisaron los 15.384 cementerios del país y las 45 incineradoras. Descubrieron cosas solo imaginables en un túnel de los horrores, en el que el luto y el cinismo se funden.

Una extraña coincidencia

En los mismos días sucedió una extraña coincidencia. Prima Porta es una localidad cercana a Roma, donde se levanta el cementerio más grande de la capital, que también cuenta con otros dos más pequeños en los pueblos de Fiumicino y de Ostia Antica. El primero se encuentra en el norte de Roma y los otros dos en el sur, al lado del mar. Están separados por 40 kilómetros.

Un buen día, no hace mucho tiempo, 15 familias de Roma recibieron una carta oficial en la que se les urgía que fuesen a por los cadáveres de sus difuntos, supuestamente olvidados. "La cámara mortuoria de Prima Porta está llena", decía la misiva. Las 15 familias se dieron un buen susto, porque ya llevaban tiempo visitando a sus muertos, oficialmente incinerados y con su puesto, foto y epitafio en el cementerio. Digerida la sorpresa, presentaron denuncia y la policía de Hacienda constató que si en el cementerio de Prima Porta había 15 ataúdes ocupados y olvidados, en el de Fiumicino había 15 urnas de supuestos cadáveres incinerados, pero que en realidad solo contenían arena. Los laboratorios trabajan ahora sobre el ADN de los primeros.

En Massa Carrara, famosa por su mármol blanco, los militares descubrieron que en el cementerio local los cadáveres eran incinerados de dos en dos, lo que como mínimo planteaba la duda de cómo se repartían las cenizas.

Incineración con gas

Pero hallaron más anomalías. La incineración se hacía con gas --cuesta menos-- en lugar de gasóleo --alcanza un grado mayor de combustión-- y, encima, el horno funcionaba a medio gas para ahorrar combustible, un margen de ganancia estimado en 82.000 metros cúbicos anuales, a los que hay que añadir los 380 euros por cadáver que las empresas reciben del consistorio. Los descubrimientos prosiguieron, ya que a causa de la baja temperatura del horno los cuerpos no se quemaban del todo, por lo que los sepultureros ponían en sacos los restos sólidos de los incinerados y los amontonaban en una bodega, donde yacían cadáveres anónimos sacados de sus ataúdes.

En Massa, la Benemérita contó hasta 500 kilos de cenizas, que corresponderían a unos 500 cadáveres y metieron en prisión a trece empleados municipales y de las empresas especializadas. En Milán, Roma y Bari salió a relucir que las funerarias mantenían un tráfico confidencial con los enfermeros de los hospitales para ser los primeros en hacerse con los muertos y crecer el negocio.

Hornos ilegales

En Padua, dentro de cinco urnas fueron descubiertas las cenizas de tres de los cinco cuerpos incinerados el día anterior, por lo que dos empleados fueron denunciados por destrucción, supresión y secuestro. En otras ciudades, aparecieron hornos ilegales y a una empresa, muy conocida en Europa, le descubrieron 60 sacos con cenizas de 2.000 cuerpos.

No se trata de una pelicula de horror y nadie ha querido comentar ese desbarajuste de muertos. La operación policial había sido bautizada Amén .

Pulsa para ver más contenido para ti