El presidente de los populares, Mariano Rajoy, ha confirmado esta mañana en el Congreso que no piensa oponerse a que España participe en la operación militar que se está desarrollando en Libia, aunque ha repetido hasta en seis ocasiones que "la decisión ha sido adoptada" por el presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero y que ahora toca asumir los riesgos que conlleva la operación en todos los frentes, no solo en el militar.

"España ya está comprometida. España ya está en combate. Porque no se trata solo de las fuerzas armadas. A estas horas, es toda España la que se compromete, la que interviene, la que asume los riesgos inherentes a cualquier clase de conflicto armado", advirtió.

Además, Rajoy recalcó ante el Pleno de la Cámara que la intervención en Libia es "activa" y "un compromiso de primera magnitud" por parte de los españoles, por lo que consideró necesario que el Ejecutivo deje claro cuál es el alcance de la operación; qué medios se van a emplear y si en los fines a conseguir se incluye o no sacar al coronel Gadafi del poder.

"Podríamos estar ante un conflicto largo y enquistado, por decirlo sin rodeos: ante una guerra civil que se prolongue en el tiempo, sin que la intervención internacional pueda evitar el desastre humanitario", alertó, para después preguntarse si está ya prevista una "estrategia de salida".

Sin referencias a Irak

En un discurso muy medido, Rajoy no hizo ni una sola referencia directa la conflicto de Irak, aunque las comparaciones estaban implícitas entre líneas. Eso explica que el jefe de los conservadores subrayara esta mañana que su grupo va a ser "coherente" con sus propias ideas al respaldar la citada operación militar en Libia y al insinuar que, si dura más de lo previsto y hay cambio en el Gobierno de España, no impulsará una brusca retirada, como

en opinión de los populares hizo José Luis Rodríguez Zapatero en suelo iraquí.

"Yo les aseguro señorías que, en lo que de nosotros dependa, nadie tendrá ocasión de pensar que la posición de los españoles en el mundo sea inestable, nadie podrá temer que nuestra lealtad con los aliados se muestre pendular y nadie podrá sospechar que la palabra de los españoles es movediza y oportunista", concluyó.