Cambiar para seguir igual. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha vuelto a ganar las elecciones celebradas este lunes en Israel, pero necesitará tejer alianzas para poder encabezar el próximo gobierno. Su partido, el conservador y sionista Likud, se haría con un 33 escaños según los primeros sondeos, unos resultados que garantizan su primera posición pero no la mayoría absoluta.

Las encuestas a pie de urna señalan que Netanyahu y sus socios ultraortodoxos y de la extrema derecha sionista suman 59 escaños, dos menos de los 61 necesarios para controlar el parlamento israelí (Knésset). Así, el mandato del primer ministro volvería a quedar en manos de su antiguo aliado Naftali Benet, líder de la formación ultraconservadora Nueva Derecha, que obtendría entre 7 y 8 escaños.

En segundo lugar se situaría el partido centrista y liberal Yesh Atid, con 16 escaños.

Israel ha registrado una baja participación en los cuartos comicios que el país celebra en menos de dos años. Las restricciones por la pandemia y el cansancio ciudadano podrían ser los responsables de que la participación se situase en el 60,9% dos horas antes del cierre de los colegios electorales, casi cinco puntos menos que en las anteriores elecciones.