La falta de vacunas y los retrasos en la producción y distribución vuelven a centrar la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebra este jueves de nuevo por videoconferencia. Una cita marcada por el choque con la farmacéutica AstraZeneca, las tensiones con el Reino Unido, la división de los Veintisiete ante el endurecimiento del mecanismo para controlar las exportaciones de vacunas, y que recibirá a última hora la visita virtual del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

“No podemos permitirnos ser ingenuos. Es tiempo de aplicar los principios de reciprocidad y de proporcionalidad antes de dar la luz verde europea a las exportaciones”, ha reclamado el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, tras su intervención en la cumbre y en línea con la propuesta presentada este miércoles por la Comisión Europea. Una postura de la que discrepan los países más liberales como Holanda que temen repercusiones negativas para la cadena de suministro europeo de bloquear el envío de vacunas de empresas que si están cumpliendo con sus contratos.

Frente a estas dudas, las cifras presentadas por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que confirman a la UE como el gran exportador de vacunas. Desde el pasado 1 de diciembre hasta ahora la UE ha exportado 77 millones de vacunas, incluidos 31 millones entregados a 54 países de ingresos bajos que participan en el programa Covax. Una cifra muy superior a los 62 millones de vacunas que los Veintisiete ya han administrado a sus ciudadanos, de las 88 millones que les han entregado las farmacéuticas.

Compensar en el segundo trimestre

Un balance agridulce que Bruselas espera compensar en el segundo trimestre del año cuando confía en recibir 360 millones de dosis: 200 millones de BioNTech/Pfizer, 35 millones de Moderna, 70 millones de AstraZeneca (de los 180 millones prometidos inicialmente) y 55% de Johnson&Johson. “La situación actual es insatisfactoria. La Unión Europea ha exportado más de 70 millones de dosis de vacunas en todo el mundo mientras en Europa estamos luchando contra la tercera ola. Tenemos que tomar contramedidas y evitar que Europa se quede atrás en lo que respecta a la vacunación”, se ha quejado el canciller austríaco, Sebastian Kurz.

Austria precisamente lleva quince días protestando por el reparto interno de vacunas junto a cuatro de los países más retrasados en la campaña de vacunación como Letonia, Bulgaria, República checa o Eslovenia. Aunque el sistema de distribución se basa en la población, los Veintisiete decidieron introducir una pequeña flexibilidad de forma que si algún país no quería todas las vacunas que le correspondían de una determinada farmacéutica el resto pudieran repartirse ese volumen sobrante.

El problema es que cuando firmaron sus contratos con las farmacéuticas estos países optaron por fiarlo casi todo a AstraZeneca. Una estrategia que ha hecho aguas por los incumplimiento del laboratorio anglosueco. Ahora reclaman más parte del pastel de 10 millones de dosis adicionales que BioNTech/Pfizer enviará durante el segundo trimestre. Una reclamación que ha encendido los ánimos entre el resto de delegaciones. “Claramente algunos países tomaron decisiones erróneas y están en situación difícil”, aunque “estamos dispuestos a ser solidarios y ceder algunas a los países que están en mala situación”, aseguran fuentes holandesas.

El inconveniente para Kurz es que Austria no es precisamente de los países donde más lentamente avanza la campaña de vacunación ni que menos dosis ha recibido. “El canciller Kurz en vez de decir que Europa es muy mala puede decir que se ha equivocado. No ha creado un ambiente particularmente propicio a la empatía”, reprochan otras fuentes diplomáticas que aseguran también que terminarán encontrando una solución.