Al menos diez personas murieron este sábado debido a la represión policial y militar de las protestas contra la junta golpista que gobierna Birmania (Myanmar), que hoy celebra el Día de las Fuerzas Armadas con un desfile castrense. Las muertes ocurrieron durante manifestaciones celebradas en Rangún, la mayor ciudad del país, sí como en Lashio, Mandalay, Kyaukpadaung y Kyeikhto, con numerosos heridos en estado crítico, indicaron testigos a EFE. La mayoría perdieron la vida como consecuencia de los disparos de los uniformados, que se llevaron algunos de los cadáveres.

La represión, las detenciones y la censura están convirtiendo en sumamente difícil la cobertura por parte de los periodistas, de los que muchos han huido o viven escondidos.

Al menos 328 personas, incluidos menores, han muerto desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero en las protestas mayormente pacíficas, según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) birmana. La AAPP denunció que los soldados aprovechan también al noche para realizar redadas en las que disparan a matar contra civiles, al tiempo que advirtió de que la situación se está deteriorando en el país asiático con más arrestos, torturas y saqueos por parte de los soldados y las fuerzas de seguridad.

Entretanto, los militares celebran hoy el Día de las Fuerzas Armadas con un desfile en la capital, Naipyidó, con la presencia del jefe del Ejército y de la junta militar, Min Aung Hlaing. En este día se celebra el levantamiento en 1945 de las fuerzas militares birmanas contra la ocupación de los japoneses, a los que hasta ese momento había apoyado. Sin embargo, los manifestantes antijunta han aprovechado la comemoración para convocar un "día contra la dictadura militar" en diversas ciudades, donde la represión está siendo particularmente brutal por parte de los policías y soldados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denunciado que, entre el 1 de febrero y el 24 de marzo, las autoridades castrenses han llevado a cabo 32 ataques contra infraestructuras sanitarias, causando en ellas al menos dos muertos y seis heridos, así como contra ambulancias que iban a socorrer a manifestantes heridos.

La víspera, un grupo de catedráticos de la Universidad de Oslo nominaron al Movimiento de Desobediencia Civil, la iniciativa civil contra la junta birmana, para el Premio Nobel de la Paz de 2022. No pudieron nominarlo para la edición de este año al haberse cerrado el plazo el 31 de enero. "Ha llegado la hora de un premio al movimiento popular que está en la primera línea por la democracia y la paz y que muestra una oposición no violenta contra la brutal junta militar", declaró al medio NRK Kristian Stokke, profesor del Instituto de Sociología de esa universidad y promotor de la iniciativa.

Los militares tomaron el poder con la excusa de un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de la líder depuesta y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, y que fueron declarados legítimos por los observadores internacionales. Desde el golpe, la junta militar ha detenido a más de 3.000 personas, incluida Suu Kyi y gran parte de su Gobierno, quienes se encuentran en su mayoría incomunicados.