Los gritos de "muerte a los árabes" llegan hasta el corazón de Jerusalén. Más de 50.000 ultranacionalistas judíos se han reunido en la polémica Marcha de las Banderas en la ciudad santa. Escoltados por la policía, miles de supremacistas se han manifestado gritando consignas racistas y provocando altercados en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Tanto la Autoridad Palestina como la comunidad internacional han criticado al primer ministro israelí, Naftali Bennett, por haber desoído sus recomendaciones de evitar que la ruta pasara por el barrio musulmán.

Allí se han vivido escenas de elevada tensión con adolescentes judíos atacando con gas pimienta a transeúntes palestinos. También los manifestantes han destrozado los vehículos personales de residentes palestinos de la Ciudad Vieja de Jerusalén. "Que ardan sus pueblos", han clamado por las históricas calles de la urbe sagrada. Mientras, al otro lado de la Línea Verde, el Ejército israelí y los colonos de los asentamientos ilegales han atacado a la población palestina, provocando el desbordamiento de hospitales en ciudades como Nablus.

Durante esta tensa jornada, alrededor de 2.600 creyentes judíos, una cifra récord, han visitado la Explanada de las Mezquitas. En esta zona sagrada para el islam y el judaísmo se han registrado enfrentamientos entre la policía israelí y los palestinos, que han acabado con decenas de detenidos. El ministro de Exteriores, Yair Lapid, ha criticado la presencia del grupo extremista y xenófobo La Familia, la legión de ultras del equipo de fútbol del Beitar Jerusalén. "No se merecen llevar la bandera israelí, son una desgracia que perjudica la alegría del pueblo de Israel el día de Jerusalén", ha tuiteado.

"Jugando con fuego"

Hace unos días, Jerusalén fue testigo de una jornada traumática cuando fuerzas israelís atacaron a los asistentes al funeral de la periodista Shirin Abu Aqleh. La corresponsal de Al Jazeera fue asesinada por un supuesto disparo de un soldado israelí. Este domingo, miles de ultranacionalistas judíos, ataviados con la bandera blanca y azul, han clamado: "¿Dónde está Shirin? Shirin está muerta". En las icónicas callejuelas de la Ciudad Vieja, jóvenes palestinos e israelís se han lanzado piedras, botellas y sillas antes del inicio de la marcha.

Bennett ha ordenado a las fuerzas del orden que "muestren tolerancia cero con la violencia o las provocaciones de los extremistas". "La gran mayoría de los participantes ha venido a celebrar, pero, desafortunadamente, hay una minoría que ha venido a incendiar el área, aprovechar la fuerte posición del gobierno contra las amenazas de Hamas y tratar de forzar un incendio", ha dicho su oficina. Por su parte, la Autoridad Palestina (AP) ha acusado a Israel de estar "jugando con fuego" al permitir que "los colonos profanen los lugares sagrados".

"[Israel] está ignorando el derecho internacional y se considera por encima de la ley", ha denunciado Nabil Abu Rudeineh, el portavoz del presidente de la AP, Mahmud Abás, según la agencia oficial de noticias WAFA. También ha pedido que "la comunidad internacional, especialmente la administración estadounidense, asuma sus responsabilidades con respecto a lo que está ocurriendo". Durante los días previos a la marcha, Bennett, sumido en una crisis política continua, ha desoído las advertencias para evitar que los ultranacionalistas cruzarán el barrio musulmán con sus banderas israelíes.