Conflicto en el este de Europa

Ucrania o cómo gestionar una democracia en guerra

"¿Las elecciones? Se celebrarán seis meses después del fin de la ley marcial. En tiempos de guerra no es muy brillante enzarzarse en debates políticos de gran envergadura", explica a EL PERIÓDICO el vicepresidente del Parlamento ucraniano

Una pareja junto a una instalación de vehículos militares rusos destruidos, en el centro de Kiev.

Una pareja junto a una instalación de vehículos militares rusos destruidos, en el centro de Kiev. / EFE

Irene Savio

Un militar con aspecto de armería ambulante revisa el pasaporte: "¿Tienen cita? Todos los documentos, por favor", dice, estoico. "Sí, sí". La periodista cruza entonces el arco detector de metales y el soldado, escoltado por un compañero, registra su mochila mientras prosiguen las preguntas y, en el modesto recibidor, aparece una asistenta que se disculpa por las molestias en este anónimo edificio de una zona híper blindada de Kiev, rodeado por barricadas, a pocos metros del recinto gubernamental inaccesible para los comunes mortales. Y es ahí donde aparece él, Oleksandr Korniyenko, vicepresidente del Parlamento ucraniano, uno de los lugares más protegidos de la Ucrania en guerra contra Rusia

La barba grisácea, los ojos azules y con ojeras, el paso rápido y algo incierto. "Buenos días", masculla Korniyenko y, a continuación, con un tono bajo y coloquial, se sorprende por el asunto por el cual se le ha venido a inquirir: cómo funciona una democracia en guerra, la de un país en el que rige una ley marcial que limita la libertad de prensa o de expresión. "Es lo mismo que nos preguntan muchos diputados europeos cuando vienen de visita", afirma. "¿Las elecciones? Se celebrarán seis meses después del fin de la ley marcial", afirma, para luego añadir: "En tiempos de guerra no es muy brillante enzarzarse en debates políticos de gran envergadura".

Escucha las preguntas este antiguo business coach, y responde a cada una con suspiros aviesos y diminutos. Desde que empezó la invasión rusa a gran escala de Ucrania en 2022, las reuniones parlamentarias han disminuido y se planean casi siempre en el último minuto por razones de seguridad, y si suena una alerta antiaérea es obligatorio suspender los debates e ir a los refugios. "Pero el debate existe y el Parlamento sigue trabajando", sostiene Korniyenko. "Lo que es cierto es que tenemos algunas limitaciones: no podemos cambiar la Constitución, ni disolver el Gobierno, ni pedir un 'impeachment' del presidente o (ahora mismo) convocar elecciones", admite. Las propuestas legislativas de nuevas leyes, además, siempre tienen que tener la firma del presidente, que también tiene amplia discreción en hacer cambios en su Gobierno o tomar decisiones relacionadas con la guerra.

Partidos disueltos

Estos cambios no son lo único que ha trastocado la vida del Parlamento ucraniano, uno de los pulmones de cualquier democracia, en su papel de balanza al poder del Ejecutivo. Ha disminuido el número de sus diputados elegidos en los últimos comicios (2019), que han pasado de 423 a 401. Esto se debe a que algunos han muerto en el campo de batalla y otros han sido apartados ante la sospecha de actividades a favor de la Federación Rusa. "Pero esto ha sido en los casos más graves. A otros, de partidos prorrusos que han sido disueltos (desde la invasión rusa), se les ha permitido quedarse y se han dividido en dos nuevos grupos parlamentarios", explica Korniyenko, que pertenece al mismo partido del presidente Volodímir Zelenski, Servidor del Pueblo.

En un café ubicado a poca distancia de una parte de la antigua muralla del Rus de Kiev, la diputada Solomiia Bobrovska, uno de los rostros públicos del partido proeuropeo Holos (oposición), se queja porque ella, como todo el resto de diputados y empleados estatales, no puede abandonar Ucrania sin una autorización oficial que no siempre se obtiene. "Eso nos limita mucho en la posibilidad de establecer contactos internacionales y tejer alianzas, ya que muchas veces estas autorizaciones no se dan", dice Bobrovska, que destaca la importancia de esto en un momento en el que Occidente parece haberse acostumbrado a la guerra.

Militares, al mando

Petro Poroshenko, expresidente ucraniano y oligarca, ha sido uno de los afectados por esta medida. En al menos dos ocasiones, le ha sido prohibida la salida del país (una de los veces, hace pocos días), lo que ha suscitado varias polémicas. Maria Ionova, diputada que pertenece a la formación de Poroshenko, Solidaridad Europea, señala que no es la única crítica que tiene. "Consideramos que la libertad de expresión está muy limitada por el hecho de que se prohíbe el acceso de la prensa al Parlamento", afirma al respecto de esta medida, también introducida desde el inicio de la invasión rusa. Al mismo tiempo, Zelenski firmó en 2022 decretos para fusionar casi todos los canales de televisión en una única plataforma, la prohibición para todos los hombres en edad de servicio militar de salir del país, y las detenciones sin orden judicial.

Otros cambios en la administración de la ‘cosa pública’ ucraniana también están vinculados a la ley marcial. Una importante: desde la invasión, los encargados de aplicar la ley ya no son civiles ni policías, sino el Ejército, lo que, sin embargo, en la práctica, ha transformado a muchos gobernadores del país anteriormente elegidos en comicios en gobernadores militares. "Es una situación completamente insólita para una democracia como la nuestra. Pero nos estamos esforzando, buscamos soluciones nuevas todo el tiempo", concluye Korniyenko.