El primer día sin humos, se saldó sin malos humos por parte de la mayoría de fumadores. Era domingo lo que hacía suponer, como así fue, gran presencia de clientes en bares y restaurantes, los que dicen ser los más perjudicados por la ley antitabaco, pero el respeto fue la nota característica en Extremadura, al margen de quejas de fumadores contra la normativa, que, por otro lado, defienden la gran mayoría de quienes no fuman. Camareros y guardas de seguridad de hospitales asumieron la responsabilidad de disuadir a los infractores que todavía intentaban fumar en el interior de los locales o en las puertas de los centros sanitarios.

El miedo a las multas llevó a bares y restauranes a obligar al cliente al cumplir la normativa.

Mesas sin ceniceros, ambiente fresco y un olor diferente era la tónica general en los bares de la región. En Cáceres, fue una jornada tranquila. "Solo hemos tenido que llamarle la atención a dos personas, pero no ha habido ningún problema. Se les ha invitado a salir fuera a fumar y tranquilamente se han marchado. Pensé que iba a ser un día duro porque creí que a la gente le costaría, pero está siendo todo lo contrario. La gente respeta la ley", dijo a este diario uno de los camareros del bar Manómetro, situado en la avenida de España que, por otro lado, destacó que el de ayer fue "un día totalmente normal, con los mismos clientes, todo igual, como un domingo cualquiera". Este en uno de los pocos establecimientos cacereños que tienen terraza de invierno, por lo que ayer estaba al completo. Al buen tiempo se unieron las ganas de fumar. "Todo es acostumbrarse. Yo ya estaba mentalizado y aunque fumo mucho me parece una ley justa", aseguró Gregorio Carretero mientras disfrutaba de su cigarrillo y su cerveza en la terraza del bar.

"Quizá nos venga bien para intentar dejarlo", añadió. Lo mismo ocurrió en las puertas de los hospitales, donde, aunque que aún siguen colgados los carteles en los que se lee "apague aquí su cigarrillo", nadie fumaba. "Lo llevo bastante mal porque ahora el tiempo libre que tenemos lo vamos a invertir caminando porque tenemos que ir bastante lejos a fumar", confesaba una auxiliar del hospital Virgen de la Montaña.

En los parques infantiles más de lo mismo. Ni rastro de humo. Aunque aquí la nota la pusieron las personas que paseaban alrededor. Ellos sí fumaban. "No me he dado ni cuenta. Venía paseando y no lo he pensado", indicó Rosario, una cacereña que caminaba por el paseo de Cánovas cerca del espacio de juegos para niños y que confesó que, como a la mayoría de fumadores, le va a costar hacerse a la idea, informa Sira Rumbo.

EN BADAJOZ Más atento estaba Antonio Campos, que salió del bar Tristana en Badajoz con el mechero para encender el cigarrillo que no había podido ni querido fumarse dentro del local. "No lo he intentado, evidentemente porque no quiero que me llamen la atención y además al dueño del bar también lo denuncian", reconoció. Como a la mayoría de los fumadores, le gusta tomarse su cerveza al mediodía acompañada de la inhalación de humo y ayer vació el vaso más deprisa de lo habitual porque le faltaba "algo", comentó.

El dueño del Tristana, Beni Rangel, corroboró que no había tenido que llamar la atención a ningún cliente porque nadie fumó en el bar, a pesar de que el 80% son fumadores. Sí notó que la gente permanecía menos tiempo en el local.

Tampoco en La Marina los camareros tuvieron que llamar la atención a nadie. Delante de la barra, con sus cervezas a medias, tres amigas fumadoras, Nieves Torres, Carmen Padilla y Rocío Albarrán se quejaban amargamente de que le habían fastidiado el momento de las cañas. "Pedimos una urna donde podamos fumar", decían no demasiado en broma. El marido de una ellas, Fernando Ruiz, exfumador para más señas, se mostraba "encantadito", informa Ascensión Martínez Romasanta.

EN MERIDA La misma situación de tranquilidad generalizada se vivió en Mérida. Los bares y restaurantes de la zona centro de la ciudad no parecían ayer haber notado la ley que prohibe fumar en su interior, ya que a lo largo del día tuvieron una gran afluencia de clientes, sobre todo a la hora de tomar las cañas y comer. En el local 13 Uvas no cabía un alfiler a las tres de la tarde y la mayoría de la clientela estaba encantada con que no se fume en estos locales; lo que sí son fumadores se salían fuera a encender un cigarrillo y después volvían a entrar. El propietario del establecimiento señala que, de cualquier forma, el de ayer no es un día "muy válido" para calibrar la entrada en vigor de esta normativa, porque "no deja de ser un día casi festivo, un domingo, y la gente sale"; habrá que verlo, por ejemplo, el próximo fin de semana, señala. En su opinión, la ley les va a perjudicar más que beneficiarle.

La normalidad reinó también en el restaurante Vía Flavia, un clásico de la plaza de España de Mérida. Sandra Pacheco se toma un refresco en este local acompañada por su familia. Está dejando de fumar y considera que el Gobierno "se ha pasado un poco" con esta ley y cree que "con separar espacios era suficiente" y piensa que la hostelería saldrá perjudicada.

Los testimonios recogidos reflejan que en el primer día sin humos no hubo malos humos .