Antonio Artero, médico de familia desde hace más de 30 años, lo tiene claro: no negará la asistencia a nadie que se acerque a su consulta, "tenga papeles o no los tenga". El doctor Artero pasa consulta en el centro de salud de la Zona Sur de Mérida y a pocos días de la entrada en vigor del decreto que niega la atención sanitaria gratuita a los extranjeros en situación irregular, el facultativo asegura que carece de cualquier tipo de instrucción pero que no se negará a ayudar en todo lo posible. "No negaré la atención a nadie y si tengo que hacer las recetas en papel en blanco o a mano lo haré, no tengo ningún problema", explica. De hecho, no sería la primera vez que atiende a inmigrantes sin papeles. "Ya hace unos años tuve que curar a un joven inmigrante que tenía heridas por haber saltado la valla de Melilla".

Ante la urgencia la atención está garantizada, pero a la pregunta de qué pasará con los enfermos crónicos, Artero tampoco duda. "Mis conocimientos pueden suponer beneficios para esa persona y no me negaré", explica. No obstante, sabe que será prácticamente imposible hacer un volante para ir al especialista o pedir una prueba diagnóstica. En este caso, la vía sería 'el boca a boca' porque no se pueden pedir a través del ordenador.

"Si conozco a algún especialista que esté dispuesto y tengo la oportunidad, los mandaré de todas formas", indica. Derivar a través de urgencias es otra de las vías, pero solo para los casos más graves. "Para eso tampoco necesito el ordenador, lo puedo hacer a mano, y lo haré".