En un contexto en el que muchas empresas han descubierto que podían teletrabajar y seguir sacando adelante sus balances, se ha colado en la agenda mediática el planteamiento de si es posible en el siglo XXI reducir la jornada laboral a cuatro días a la semana, esto es, estar empleados 32 horas y cobrar lo mismo.

Ha sido el líder de Más País, Íñigo Errejón, el que ha lanzado la propuesta de un sistema flexible con fines de semana de tres días o jornadas más cortas.

Por ahí va la teoría, pero la práctica dice que, hasta el momento, las pocas empresas que hasta ahora en España se han abierto a aplicar la filosofía de los cuatro días lo han hecho parcialmente. Es decir, compran la parte de trabajar un día menos, pero no la de trabajar menos, pues en los días operativos echan más horas. Para incentivar esta segunda parte de la ecuación, el Gobierno ha comprometido un presupuesto de 50 millones de euros y subvencionar, vía fondos europeos, a las compañías para que estas contraten a más gente y repartan la tarea.

El debate de los cuatro días a la semana, no obstante, no es nuevo. Y tampoco es algo a lo que solo se le esté dando vueltas en España. El sindicato más grande de Alemania, IG Metall, defiende que para no perder millones de empleos en la transición al coche eléctrico hay que repartir el trabajo, y la jornada de cuatro días puede ser una vía. Aunque no en todo el mundo abogan por cambiar la jornada para trabajar menos, sino que también hay partidarios de trabajar más. El multimillonario chino y cofundador del gigante del comercio electrónico Alibaba es un defensor a ultranza de la jornada «996»: trabajar de nueve de la mañana a nueve de la noche, seis días a la semana.

De Japón a Jaén

Volviendo a la hipótesis de los cuatro días a la semana, sobre la misma ya existen precedentes en todo el mundo: en los años 80, los trabajadores públicos de la ciudad de Rallo, en el norteamericano estado de Misuri, ya probaron a trabajar una semana cinco días y otra cuatro. Más recientemente, multinacionales como Microsoft, en su filial japonesa, o la australiana Perpetual Guardian se han pasado a este modelo.

Aunque no hace falta cavar un agujero e irse a la otra punta del globo para encontrar empresas que trabajan cuatro días a la semana. A principios de 2020, dos consultoras informáticas, una de Jaén (Software Delsol) y otra de Alicante (Zataca) anunciaron que pasaban a implementar la jornada de cuatro días. Aunque no la de 32 horas. Ambas empresas decidieron compactar las horas que antes hacían de lunes a viernes en cuatro días. Es decir, mismo sueldo, menos días, pero más horas los días hábiles.

«Lo planteamos como una medida de conciliación. Un trabajador contento y motivado siempre es más productivo. Pero trabajamos con márgenes muy estrechos y si hacemos menos horas tendríamos que contratar a más gente», explica el consejero delegado de Zataca, Pedro Sánchez.

Efímero Mercadona

Compactar la jornada semanal a cuatro días no solo es cosa de pymes. Un gigante como Mercadona también lo aplicó al principio de estallar la pandemia. Como incentivo a sus trabajadores, y anunciada como algo «excepcional», Juan Roig implantó de mayo a junio turnos rotativos de cuatro días a la semana y nueve horas al día. Un modelo que fue aplaudido por los trabajadores, tal como trasladaron los sindicatos a la compañía, pero que duró apenas un mes.

De momento no han trascendido otros grandes nombres entre el empresariado español que apuesten por este sistema.

La visión desde Extremadura

«Hace 100 años que no cambia la jornada laboral. Ahora son ocho horas, pero es que antes eran 10; y mucho antes 12. Al ritmo que va el mundo no hay trabajo para todos, hay que redistribuir». Es la reflexión que hace el secretario de Política Institucional de UGT Extremadura, Francisco Morcillo.

Pero la propuesta de este sindicato es que el quinto día se dedique a la formación de los trabajadores. «Debemos competir en calidad, no en productividad. Además, la producción no va ligada a las horas de trabajo», apostilla.

Y pone como ejemplo de medidas similares que han funcionado las empresas industriales que tradicionalmente han aplicado ertes sin tocar el salario para evitar despidos en la planta.

Desde CCOO, el secretario extremeño de Acción Sindical y Salud Laboral, Alberto Franco, apunta que ellos aplauden que se abra el debate porque es un camino para «repartir el empleo, mejorar la salud laboral de los trabajadores y potenciar la conciliación».

«Es bueno abrir el diálogo y los empresarios no deben tener miedo. No podemos olvidar que tenemos unas tasas de paro muy altas», agrega Franco.

Y desde otra perspectiva, el análisis de la patronal extremeña. El secretario general de la Confederación Empresarial Regional (Creex), Javier Peinado, tilda directamente esta propuesta de «ocurrencia sin sentido en el contexto en el que estamos y los años de reconstrucción que quedan por delante».

Asimismo, dice que si esa reducción de la jornada laboral es a costa del apoyo económico del Gobierno, «la Hacienda Pública está ahora con pocos recursos».

Defiende que trabajar menos significa menos productividad «y hay unos niveles que hay cumplir, sino, se está abocado al fracaso».

«A menos que sea a costa de reducir también el salario, entonces estaríamos hablando de otra cosa», remata Peinado.

El experimento valenciano

La semana laboral de cuatro días que desea implantar el gobierno de la Comunidad Valenciana, según su secretario autonómico de Empleo, Enric Nomededéu, «no es una aspiración utópica». De hecho, esta Administración autonómica ha incluido una partida de cuatro millones de euros en los presupuestos públicos de 2021 destinada a subvencionar a empresas que rebajen la jornada a cuatro días o 32 horas semanales sin que comporte una reducción de sueldo para sus trabajadores.

En 2020, el Ejecutivo de la Comunidad Valenciana ya destinó un total de 1,5 millones de euros a esta causa. Además, esta región también cuenta desde hace un año con una consultora, Zataca Systems (ubicada en Elche), que ha introducido medidas de conciliación de este calado. Es la segunda empresa de España, la otra es la firma jienense Software Delsol.

Zataca Systems desarrolla software y soluciones de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) para sectores como la energía o las telecomunicaciones y se tomó en serio el despliegue de esta iniciativa a lo largo de 2020.

El área de Empleo del gobierno de la Comunidad Valenciana es pionera por tanto en la puesta en marcha de ayudas a las mercantiles para incentivar que rebajen la semana laboral y conseguir así que la conciliación de la vida laboral y familiar sea una realidad, según indican desde la Consejería de Economía Sostenible. De hecho, la iniciativa de Nomdedéu sirvió para inspirar al portavoz del Congreso de Más País, Íñigo Errejón, quien ha sido el que ha anunciado recientemente que el Gobierno central acepte una propuesta para destinar un total de 50 millones de euros a la implementación -como proyecto piloto- en varias empresas de una jornada reducida de 32 horas semanales durante los próximos tres años.

Nomdedéu trabaja en la elaboración de una propuesta de jornada de cuatro días que quiere negociar con sindicatos y patronal. No lo va a tener fácil. Alguna potente organización empresarial se ha pronunciado en contra recientemente, como la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer), que muestra su total «disconformidad» con la citada propuesta de la Comunidad Valenciana al sostener que se trata «de una gran irresponsabilidad, sobre todo en las circunstancias que atravesamos de parálisis de la economía y de fuerte caída del empleo».