Dos policías resultan heridos durante una persecución
Uno de los agentes cayó desde una altura de cinco metros, y otro desde tres metros Un delincuente escapó
Dos policías locales resultaron heridos en la madrugada de ayer al caer al vacío cuando cedieron los tejados de uralita de unos inmuebles durante la persecución de dos delincuentes habituales, que se prolongó cerca de cuatro horas, según informó el ayuntamiento.
La persecución comenzó alrededor de las dos de la madrugada de ayer en un taller mecánico de la calle Tarraco, hasta donde llegaron los agentes al tener conocimiento de un robo. Al escuchar ruidos en el interior del establecimiento, dos policías locales comprobaron por una ventana la presencia de dos delincuentes, que en los últimos días habían cometido delitos en varios lugares de la comarca.
Uno de los agentes subió al tejado para entrar desde allí al taller, momento en que cedió la uralita y cayó al suelo desde una altura de tres metros, mientras que los delincuentes escaparon.
Pese a las heridas sufridas, el policía continúo la persecución junto a otros agentes hasta las casetas de la feria de la barriada San Antonio, donde detuvieron a F.M.G., que fue trasladado a la Comisaría.
Otro agente persiguió y detuvo en el tejado de una vivienda, también situada en la calle Tarraco, al segundo delincuente, J.A.B.M., que inició un forcejeo con el policía, lo que provocó que la techumbre de uralita de la casa cediera y el policía cayera al vació desde cinco metros.
DETENCION Y ESCAPADAS
Sin embargo, el resto de los agentes detuvieron, esposaron e introdujeron a J.A.B.M. en un vehículo policial. Cuando parecía que todo iba a acabar ahí, una hermana del detenido abrió la puerta del coche y el delincuente escapó y consiguió saltar al patio de una vivienda de la avenida de la Constitución. Allí fue detenido por tres agentes, pero pidió ayuda y cuando un policía iba a introducirlo en un coche policial el padre del delincuente propinó un puñetazo en la espalda al agente, con lo que logró escapar otra vez.
El delincuente se refugió en la casa de sus padres, situada en la Avenida de Portugal, y después de conseguir los permisos judiciales pertinentes, los policías entraron en la vivienda y lo detuvieron definitivamente, en una operación que se prolongó cerca de cuatro horas.
Como consecuencia de las heridas, uno de los agentes estará de baja una semana, mientras que el otro, que en principio no podía mover las piernas, necesitará al menos diez días de reposo hasta volver a su trabajo.
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