La corporación renueva el voto a la Inmaculada con procesión

Desde que en 1620 el cabildo emeritense iniciara el rito de proclamar la Inmaculada Concepción de la Virgen María, ahora 386 años después, la corporación municipal volvió a renovar este voto en una ceremonia que se repite todos los años.

El acto comenzó al mediodía, cuando parte de los componentes del ayuntamiento, con la banda de música y el alcalde en funciones a la cabeza, Alfredo de la Rubia, (Pedro Acedo estaba enfermo), salió en procesión hacia la cercana iglesia de las concepcionistas. También iban representantes de la Guardia Civil y la Policía Nacional, cronistas de la ciudad y personas condecoradas por el consistorio. La comitiva fue recibida en la puerta de la iglesia por el capellán de las concepcionistas, Juan Fernández.

La misa fue presidida por el arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, Antonio Montero, quien estuvo acompañado por el párroco de Santa Eulalia, Antonio Bellido; el vicario de Santa María, Antonio Becerra, el coadjutor de Santa Eulalia, Ramón Conde y por Juan Fernández.

En su discurso, Alfredo de la Rubia, pidió la paz mundial y la concordia en España.

LA QUEJA En el recibimiento posterior que dan las monjas al público, una de ellas, María de los Dolores Sánchez, de Mirandilla, y que lleva más de 50 años en el convento, se quejó de la falta de vocaciones en España y manifestó que habían pedido monjas a Perú y a la India para que se incorporen a la clausura.

También reconoce que la situación está complicada, ya que de las ocho que viven en el convento dos están enfermas, siendo este uno de los motivos por el que se han visto obligadas a cerrar la tienda de bollería.