Mérida es una 'Meca' a la que los actores deben peregrinar al menos una vez en la vida. Las piedras milenarias del teatro romano llevan más de 20 siglos engrandeciendo la historia del teatro clásico, que anoche se volvió a vestir de gala para acoger la espléndida ceremonia de entrega de los Premios Ceres de Teatro.

El olimpo de los dioses como escenario, y de anfitrión, el presentador Carlos Sobera 'Augusto' que, con medidas dosis de humor, dirigió un espectáculo emotivo y de los más visual. Gracias a la técnica del mapping , se proyectaron imágenes sobre el frente escénico que recorrían la historia del Festival Internacional de Teatro Clásico, incluyendo en ellas unas grandes velas rojas y blancas para celebrar su 60 edición, y con alusiones a figuras claves como la actriz Margarita Xirgu o el director José Tamayo.

Las deidades llevadas a lo terrenal, con Paco Tous como Cupido o María Adánez de Venus, permanecieron en el escenario junto a otros once 'dioses de la escena' para presentar a los trece galardonados, en un diálogo constante con Sobera en su papel de emperador Augusto, hilo conductor de la gala por el año del bimilenario de su muerte.

Carmen Machi se encargó de demostrar al público que la diosa Ceres no es de piedra, Verónica Forqué alabó el papel del teatro en su discurso como presidenta del jurado, y los artistas que nos dejaron este año, como Paco de Lucía o Peret, fueron recordados. Y como lo bueno siempre se deja para el final, es el momento de hacer una mención especial a los premiados: Mejor Espectáculo para Misántropo ; escenografía, Max Glaenzel; vestuario, Tatiana de Sarabia; iluminación, Valentín Alvarez; y caracterización, Garbiñe Insausti. El apartado de Mejor Directora fue para Magüi Mira; actriz para Kiti Mánver; actor para Llúis Homar; Jordi Galcerán como Mejor Autor; y por su trayectoria empresarial a Andrea D'Odorico.

El premio de la Juventud recayó en María Ordóñez por su papel en El Eunuco , obra que recibió el galardón del Público. Y para acabar por lo grande, Concha Velasco, que pisó la arena del romano para recoger el premio Emérita Augusta por toda una vida dedicada al teatro. Ana Belén y Poveda cerraron con música una noche mágica.