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Irene Aparicio, directora del centro infantil Los Bodegones de Mérida: «El educador complementa la educación de los padres»

Irene Aparicio, directora del centro infantil Los Bodegones de Mérida: «El educador complementa la educación de los padres»

Desde siempre tuvo claro que sería maestra y así ha sido. Irene Aparicio adora a los niños y prueba de ello es la pasión con la que realiza su trabajo en el centro infantil Los Bodegones, un proyecto educativo que puso en marcha hace seis años a través de una cooperativa de mujeres constituida junto con tres socias.

<b>--¿Qué objetivos tiene el centro?</b>

--El centro infantil es mucho más que una guardería porque no se trata solo de ‘guardar’ niños, sino de educarlos desde el inicio para marcar las bases de lo que serán el día de mañana. Nuestro objetivo principal es que el niño sea feliz, que tenga un ambiente acogedor que le haga sentirse como en casa. El centro no quiere suplir el cariño de los padres pero sí complementarlo. Queremos que sean niños felices, educados y con saber estar. Lo que hacemos es enseñarlos en el día a día a crecer porque al final estamos sentando sus bases educativas.

<b>--¿Cuál es el papel que desempeña el educador frente a los padres?</b>

--Yo siempre digo que la educación es complementaría y debemos buscar ir en la misma línea que los padres, por eso hacemos reuniones con ellos para ver cómo podemos mejorar y cuál es la situación de cada niño.

<b>--¿Por qué son importantes estos </b><b>centros en edades tempranas?

</b>--Hoy en día, por suerte o por desgracia, ambos padres trabajamos y los abuelos tienen que ser para una necesidad porque los saturamos. Entiendo cada circunstancia pero recomiendo encarecidamente que un niño de dos añitos tiene que ir a un centro infantil antes de ir al colegio para que ya estén acostumbrados a unos hábitos como estar rodeado de otros niños, mantener el turno, compartir los espacios o respetar a los compañeros. Los niños al final van aprendiendo entre ellos y yo cada día aprendo también de ellos porque son para comérselos. No podemos obsesionarnos en enseñarle solo a los niños las letras y los números, sino que hay otras muchas cuestiones.

<b>--Además siempre realizan actividades relacionadas con los eventos de la ciudad, ¿no es así?</b>--Es difícil llevarlos a muchos sitios porque son muy pequeños, pero sí tratamos de involucrarlos en que sepan las cosas que se viven en su ciudad para que de alguna u otra manera no les resulten ajenas. Por ejemplo, ahora que estamos en carnaval siempre solemos celebrar el entierro de la sardina, aunque este año no podremos porque el Martes de Carnaval es festivo y el centro estará cerrado. También hacemos un belén viviente y no como hecho religioso, sino como una tradición que el niño vive en su día a día. Además celebramos fiestas educativas como el día de la paz y la no violencia o el día del libro que lo potenciamos mucho. Desde nuestro cariño intentamos transmitirle esos valores porque ser maestra es todo vocacional y este trabajo es muy gratificante.

<b>--Con el servicio de comedor, el centro ayuda a la conciliación...

</b>--En el centro recogemos a niños de colegios y los traemos a comer al centro. Son unos 35 niños de colegios que se suman a los propios que tenemos en la guardería. Nuestro centro cuenta con una cocina en propiedad y la comida se hace a diario. Conciliar no es tan fácil y como el centro tiene ese servicio al final es un complemento a la conciliación familiar y laboral de los padres, que lo agradecen encarecidamente.

<b>--¿Cómo es el vínculo que se crea entre los niños y el educador?</b>--Nosotros cogemos a los niños desde bebés, porque suelen entrar con unos seis meses, y acabamos con ellos toda la etapa hasta que se van al cole y los graduamos en una fiesta de graduación. Cuando los ves cómo van creciendo y evolucionando es gratificante porque les has dado las bases.

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