Bromea cuando dice que los colores de su casa bien podrían ser el blanco y el morado, los que configuran la identidad visual de la cofradía de Los Castillos de Mérida, y la verdad es que no le falta razón. Tras toda una vida entregada en cuerpo y alma a esta hermandad, y con especial mimo a la imagen de nuestro padre Jesús Nazareno, la emeritense Eulalia Velázquez ha sido elegida recientemente hermana mayor de esta cofradía, con el plus de ser la primera mujer en la historia de la Semana Santa de Mérida en ostentar este cargo. 

-¿De dónde le viene su vínculo con la Cofradía de Los Castillos?

-Mi historia cofrade nace por tradición familiar, ya que mi familia está muy ligada desde hace dos siglos a la imagen del Nazareno. De hecho, mi abuelo fue uno de los fundadores de la cofradía.

-¿Cuál ha sido su trayectoria dentro de la propia hermandad?

-Como hermana de la hermandad, supongo que mis padres me harían de pequeña. En la directiva entré en 1999 y soy camarista del Nazareno desde el año 87, además de su mayordoma desde el 2006.

-Pues como para no tenerle una devoción especial al Nazareno...

-La verdad que la vinculación con el Nazareno es muy especial, porque viene por tradición familiar y como que te fluye por las venas. El servicio al Nazareno es como un gen con el que naces en mi familia.

-¿Por qué decidió presentar su candidatura a hermana mayor?

-Alfonso Fernández decidió no presentarse a la reelección como hermano mayor y al hablar con algunos compañeros de la junta directiva decidí dar el paso de presentarme. La verdad es que no es algo que tuviera planeado, sino más bien han sido las circunstancias. 

-¿Cómo ha sido el proceso?

-Las elecciones se convocaron antes del verano, cuando se abrió el proceso de presentación de candidaturas hasta el 18 de agosto. Las elecciones se celebraron el 18 de septiembre y solo se presentó mi candidatura. Ya soy hermana mayor electa y solo falta que el obispado le dé el visto bueno a todo el proceso y confirme mi nombramiento. Estamos a la espera. 

-¿Qué siente al ser la primera hermana mayor de la Semana Santa emeritense?

-Lo de ser la primera hermana mayor es algo anecdótico y no lo he buscado de ninguna manera. Creo que el papel que juegan las mujeres en las cofradías es exactamente igual al de los hombres, todos estamos para todos y no hay distinciones, al menos esa es la realidad que yo vivo en la mía. Siento un poco de pena que tenga que ser noticia que una mujer sea hermana mayor. Espero que ya que estamos educando en la igualdad, esto deje de ser noticia. Por otra parte, como cualquier hermano mayor vivo mi elección con mucha expectación, respeto, miedos, temores y, sobre todo, con mucha esperanza para poder hacer un buen trabajo con el equipo que tenemos. 

-¿Cómo ha cambiado el papel de la mujer en el mundo cofrade?

-En la época de mi abuela o de mi madre el papel de las mujeres estaba limitado a vestir la imagen, pero ahora ha ido evolucionando y cualquier función la puede desarrollar igual un hombre o mujer. Que yo sea la primera hermana mayor es una anécdota, porque ha dado la casualidad de que hasta ahora han sido hombres. Si estuviéramos en los años 70, te estaría hablando de otra manera, pero estamos en el siglo XXI y creo que el mundo cofrade tiende a ser igualitario como toda la sociedad.

-Como hermana mayor, ¿qué objetivos quiere llevar a cabo?

-Afrontar los nuevos retos, atender las necesidades de los hermanos, cuidar la formación de la directiva y de los hermanos, así como seguir apostando por el Cofrade Solidario. También queremos crear una escuela de jóvenes cofrades porque estos tienen que aprender a conocer su cofradía, a vivirla y a ser hermanos en el sentido cristiano de la palabra.

-¿Cree que goza de buena salud la Semana Santa de Mérida?

-Creo que sí goza de buena salud porque hay mucho trabajo, ganas y esfuerzo por parte de todas las cofradías. El reto está en volver a reenganchar a los hermanos después de este parón por la pandemia. El futuro de la Semana Santa de Mérida es muy halagüeño.