In illo tempore un servidor iba a Pamplona en tren y no se le caía por el tren la cara de vergüenza, claro que in illo tempore las sorpresas eran previsibles pero siempre en forma de arenilla porque los trenes, ¡oh sorpresa! no te dejaban nunca tirado, quizá retrasado pero en medio del campo, no; in illo tempore los ferroviarios eran el orgullo de Mérida y parte consustancial de su sociedad civil (hasta Cofradía nos dejaron) y la estación estaba siempre llena, sobre todo de soldados. Ahora apenas hay ferroviarios y los soldados están por Badajoz y nosotros en vía muerta. En este tiempo nos podríamos preguntar: ¿Quousque tandem abutere, Adif, patientia nostra? Desde el convencimiento de que Adif y su ministerio seguirán abusando de nuestra paciencia para beneficio de Rodalies de Catalunya. 

Para solucionar esto haría falta una constelación favorable de los hados, de la fortuna y del cosmos (olvídense de los presupuestos) porque políticamente no hay nada que hacer, gobierne quien gobierne en Madrid, sea gallego o caradura monumental, frívolo, arrogante y de dudosa moralidad. Y mientras esta banda nos tiene olvidados las esperanzas se desvanecen y crece la frustración aunque algunos canten ‘la vía sigue igual’ cuando no es cierto, aquí las vías están peor y, emulando a Dante, podría lamentar que no hay mayor desgracia que acordarse de los tiempos felices (ferroviarios) en la desgracia ferroviaria. No podemos cifrar nuestra felicidad para cuando tengamos un tren digno. ¡Qué poco pedimos! 

Porque la felicidad nunca está en el cuándo, está siempre en el mientras y, mientras luchamos por dejar una Extremadura mejor que la que nos legaron, los de Adif se empeñan en fastidiarnos no ya el presente sino el futuro con la consigna de que venir a Extremadura es sinónimo de aventura. ¡Y tanto! Algo así decía Gregorio de Salas: Espíritu desunido domina a los extremeños/ jamás entran en empeños/ ni quieren tomar partido;/ cada cual en sí metido/ y contento en su rincón/ huyen de toda contestación/y aunque es grande su viveza/ vienen a ser/ por pereza/los indios de la nación. Estamos haciendo el indio.