LA OFERTA CULTURAL ALTERNATIVA DEL FESTIVAL DE TEATRO CLÁSICO

Mérida: la ciudad donde viven las máscaras del mundo

La exposición ‘Alas y viento. Una vuelta al mundo de la danza y teatros enmascarados’ se expone en el convento de Santa Clara

Su autor, Nacho Rovira, ha recorrido el planeta y explica sus experiencias más fascinantes 

La exposición ‘Alas y viento. Una vuelta al mundo de la danza y teatros enmascarados’ ha llegado a la sede del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida (Convento de Santa Clara, calle Santa Julia). La llamativa muestra es una de las más completas que existen. Colgada desde el pasado 3 de julio hasta finales de agosto, se compone de 42 piezas que pertenecen a la colección privada del catalán Nacho Rovira (Barcelona, 1958). Y es que después de que una enfermedad le obligara a dejar su trabajo como abogado, dedica su tiempo sobre todo a viajar por los cinco continentes y recopilar todo tipo de máscaras. Pero además de estas dos pasiones, Rovira explica sus viajes, y así satisface otra gran afición, escribir en su blog. «Llevo más de 40 años recorriendo el planeta y coleccionando estas singulares piezas, profundamente enraizadas en la religión animista, el carnaval, tradiciones e historia, mitos y leyenda, y, muy especialmente con el teatro de todas las culturas», subraya.

Lo que vivió en los viajes dibujó el mapa de su personalidad. «Aprendes siempre, ves que lo que te cuentan no siempre es lo que encuentras al llegar al país. La mayoría de la gente, en todos los lugares, es buena. Aquí y en México y allá donde estés», apunta.

Los visitantes podrán encontrarse caretas inquietantes, divertidas, de ojos vacíos y algunos pintados, de cuernos, mejillas, lenguas fuera y bocas sonriendo. Cada una de ellas está hecha de diferentes materiales: madera, cartón, telas, pieles de animales... «En total tengo catalogadas 125 de distintos países. Se tratan de piezas únicas y de una belleza extraordinaria, con orígenes diversos, de plena actualidad o en vías de extinción, algunas centenarias, con un enorme trasfondo cultural. Estas máscaras poseen un estrecho vínculo con danzas y rituales», destaca.

De carácter campechano y cercano, indica que «los antifaces son una rebelión del individuo, utilizaban la máscara como medio para escapar de la identidad social. Estamos, como alguno diría, rodeados de depredadores, brujas, chamanes, demonios... Aunque en realidad no es de esta forma, estamos rodeados de cultura. Desde niño me han llamado la atención las caretas, y no sé por qué; mis amigos opinan que quizás tiene que ver con haber nacido el 2 de noviembre, Día de los Difuntos, y quizás es cierto que de ahí me viene esta atracción por lo espiritual. La incógnita que te proporciona la máscara en ocasiones hace aflorar a tu yo más íntimo, y eso abre las puertas a un universo fascinante. Italia, México e Indonesia son los sitios más potentes en materia del arte mascarero», concluye con una máscara en mano posando para El Periódico Extremadura.

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