UNA EMERITENSE EN LA ÉLITE policial

La ‘policía periodista’ de Mérida, vigía de la web

Silvia Garrido trabaja en la Oficina de Comunicación del Cuerpo Nacional de Policía, en Madrid, donde vela por la seguridad y traslada los casos para que compañeros de otros departamentos los investiguen

Indica que el acoso y la pornografía infantil resulta la parte más dura de las redes sociales

La agente en su puesto de trabajo en Madrid.

La agente en su puesto de trabajo en Madrid. / El Periódico

Aprobar unas oposiciones para Policía Nacional mientras lo compaginas con un trabajo es algo destacable, pero más aún si te dan la noticia el día de tu cumpleaños. Silvia Garrido (Mérida, 1992) nunca olvidará aquel 28 cumpleaños. Estudió Comunicación Audiovisual en Badajoz y atesora cinco años de experiencia ejerciendo como periodista. Para ella, su mayor premio ha sido el llegar donde está, y se considera afortunada de haberlo logrado. La clave de su éxito fue la constancia en una intensa carrera de fondo. Reconoce que no ha sido un camino fácil. «Son muchas horas de estudio, el trabajo, nervios y presión», manifiesta. No obstante, hoy se muestra muy feliz, tras haber logrado el que ha sido siempre su sueño y admite que nada habría sido posible sin el apoyo de su familia y de sus amigos, siempre la han apoyado. 

Realizó las prácticas en la Comisaría de la capital extremeña como agente del cuerpo y las vueltas que da la vida la llevaron al Gabinete de Comunicación de la Policía Nacional en Madrid. «Es un trabajo que es meramente vocacional pero también tienes que trabajar con sentido común y empatía», explica con una sonrisa la ‘policía periodista’ a este diario.

Además es una de las personas que vela por nuestra seguridad en internet y educa a los internautas. Su profesión en la Oficina de Comunicación de la Policía Nacional tiene múltiples funciones: la comunicación propiamente dicha, las notas de prensa y las redes sociales policiales. Así por ejemplo, y en este contexto, cuando les llega una pista de que alguien está transmitiendo pornografía intantil a traves de Telegram, Twitter, Instagram o Facebook, entonces el equipo lo traslada a la unidad que investiga los delitos de este calado. Lo mismo sucede cuando se habla de asuntos de droga, cuyos casos también derivan a los agentes correspondientes.

«Las redes nos ofrecen muchas ventajas, pero también existen peligros. Es importante acercar la labor policial a la ciudadanía para que conozcan cómo es la parte más bonita de nuestro trabajo, que no nos tengan miedo y que acudan a nosotros cuando tengan un problema. Los casos de acoso y de pornografía infantil, son los más duros», apunta la policía periodista emeritense.

Silvia Garrido tiene muchos ejemplos. En una ocasión, cuenta, «un mensaje a través de las redes sociales informando de que una joven de una localidad pacense tenía intención de quitarse la vida. Verificamos que era un mensaje de alerta y nos pusimos en contacto con la policía local del pueblo. Gracias a ello, los agentes localizaron la dirección, echaron la puerta abajo y salvaron a la chica» Esta vez, la terrible situación tuvo un feliz final.

Suscríbete para seguir leyendo