Hoy 5 de abril de 2021, se celebra el 792 aniversario del primer Día de la Luz, una festividad que se ha visto suspendida por segundo año consecutivo por culpa de la pandemia. La vistosidad que ha ido tomando la fiesta con el paso de los años han hecho que la fiesta mayor de Arroyo de la Luz se convierta cada Lunes de Pascua en una cita ineludible para habitantes y visitantes, una tradición donde se entremezclan en perfecta armonía los actos religiosos con los lúdicos.

Convertida en Fiesta de Interés Turístico Regional desde 1997 y conocida a nivel nacional e internacional, el Día de la Luz es más que una fiesta para los arroyanos y arroyanas, es un profundo sentimiento de pasión, inculcado desde la cuna de generación en generación, que cada arroyano lleva grabado a fuego en su corazón.

El público observa la vertiginosa carrera de un jinete arroyano.

Durante este día los sentimientos están a flor de piel: euforia, adrenalina, pasión, devoción, emoción, alegría y recuerdos para los que disfrutaban tanto de esta bonita tradición y ya no están.

Hoy esos sentimientos se tiñen de tristeza y de silencio, ya que el pueblo no despertará como cada Lunes de Pascua con el ruido de los cohetes de la diana floreada, con el sonido de los cascos y el relinchar de los caballos, con las primeras carreras al alba y la procesión al Santuario de Nuestra Señora de la Luz. No se celebrará la misa multitudinaria en honor a la patrona local y la procesión por las inmediaciones de la ermita, donde devotos, jinetes y amazonas a lomos de sus caballos piden que los arrope con su manto para que la fiesta transcurra con normalidad y sin incidentes.

Procesión de la Patrona Nuestra Señora de la Luz.

Hoy no se verán las vertiginosas y espectaculares carreras de las 12 del mediodía, en la que jinetes y amazonas eufóricos bajan en solitario o en colleras la famosa calle conocida como la Corredera, abriéndose paso entre las miles de personas allí congregadas que los aplauden y vitorean mientras disfrutan de productos de la tierra. A la vez que Daniel Parra, la voz del Día de la Luz repite una y otra vez: «¡Atención, van dos caballos despejen el centro de la calle!, ¡Cuidado a la altura de Correos y Cuatro Esquinas!» Tampoco desfilarán las atractivas carrozas que llenan de música, color y alegría los 900 metros de la Corredera, animando al público presente con sus coreografías y sus atrezzos magníficamente elaborados, en sus carrozas de temáticas típicas y artísticas. Ni la procesión encabezada por las autoridades y el clérigo, seguidos por los caballos participantes, que pone fin a las carreras y al desfile de carrozas y da paso a que la fiesta siga hasta la madrugada. Pero el Día de la Luz volverá y los arroyanos lo celebrarán con la misma ilusión y fervor de siempre.

Integrantes de la carroza 'Alladín' en 2019.

Tradición y leyenda

El origen de esta festividad está vinculada a la leyenda de ‘La batalla del Pozo de las Matanzas’, muy conocida ya que a los arroyanos y arroyanas les gusta mucho narrarla. Verídica o no, esta leyenda se ha convertido en una tradición que va pasando de padres a hijos.

En el mes de abril de 1229, el monarca cristiano Alfonso IX estaba decidido a terminar con la presencia musulmana tanto en Cáceres como en las proximidades. Cristianos y musulmanes se encontraron en la Dehesa de la Luz, en las inmediaciones del Pozo de las Matanzas.

Los cristianos perdían la batalla y uno de ellos, invocó el nombre de la Santísima Virgen de la Luz como la única salvación posible en tan tremendo conflicto.

La invocación fue repetida por los cientos de arroyanos que se encontraban allí luchando.

Entonces, la milagrosa aparición de la Virgen de la Luz en lo alto de una encina, cegó a los musulmanes e iluminó a los cristianos, que lograron de este modo hacerse con la victoria.

Varios jinetes emprendieron la marcha en dirección al pueblo para anunciar lo sucedido, entrando por la plaza de San Sebastián y a galope tendido por la Corredera, donde mujeres, niños y ancianos observaban atónitos el cabalgar apresurado de los vencedores, llegaron a la Plaza de la Asunción donde anunciaron al señor del castillo que el pueblo había quedado liberado del yugo musulmán.