SUPLEMENTO ESPECIAL VAIJE POR LAS RESERVAS DE LA BIOSFERA

Un tren por territorios Unesco

El ferrocarril histórico aspira a convertirse en un elemento de promoción permanente

'Berto' y 'Berta' saludando a los pasajeros.

'Berto' y 'Berta' saludando a los pasajeros. / DIPUTACIÓN DE CÁCERES

Redacción

En la provincia de Cáceres ha tenido lugar recientemente un hecho “histórico”. Así se podría calificar la mezcla entre pasado y contemporaneidad que decenas de viajeros pudieron disfrutar en un viaje mágico, casi como de “máquina del tiempo”. La Diputación de Cáceres, en colaboración con la Fundación de Ferrocarriles Españoles, ponía en marcha el pasado fin de semana del 5 y 6 de noviembre, una iniciativa novedosa con la que seguir adelante en su intento por promocionar y ensalzar los atractivos naturales del territorio. En esta ocasión, les llegaba el turno a dos zonas distintas: Monfragüe y Tajo-Tejo Internacional.

Estación de Ferrocarril de Monfragüe.

Estación de Ferrocarril de Monfragüe. / DIPUTACIÓN DE CÁCERES

Como se indica, estas dos denominaciones se refieren a territorios distintos de la provincia, pero, al mismo tiempo, tienen un rasgo común que las une y diferencia del resto. Ambas son oficialmente conocidas como “Reservas de la Biosfera”, un reconocimiento internacional otorgado por la UNESCO que resalta las singulares y excepcionales características que poseen y que las hacen ser un gran atractivo para el turismo, pero también para la ciencia e investigación.

Interior habitación 'Coche Salón ZZ'.

Interior de una habitación del 'Coche Salón ZZ'. / DIPUTACIÓN DE CÁCERES

Para darlas a conocer mejor, desde la diputación se desarrolló el proyecto de un viaje en un “tren histórico-turístico” que recorriera ambas reservas y que, en un futuro no muy lejano, pudiera constituir un elemento permanente promocional más de la región. Dicho fin de semana, la actividad se llevó a cabo y los viajeros pudieron deleitarse con una travesía que bien podría calificarse “de otra época”. El tren se constituyó con una locomotora unida a cuatro convoyes o “coches” que, en su día, RENFE compró a la Compañía Internacional de Wagons-Lits (CIWL). Se trata de “vagones restaurante” fabricados entre 1926 y 1930 en talleres del Reino Unido, Francia y España.

Tren histórico Turístico de las Reservas de la Biosfera.

Tren histórico Turístico de las Reservas de la Biosfera. / DIPUTACIÓN DE CÁCERES

Éstos fueron modernizados y dotados de la comodidad y el confort que actualmente poseen. En 1999 RENFE los cedió al Museo del Ferrocarril de Madrid, que desde entonces gestiona y comercializa su uso para realizar servicios especiales, turísticos o chárter. Uno de ellos, denominado “Coche Salón ZZ”, era más particular que el resto. Éste contaba con paredes revestidas de madera, espejos con filigranas doradas, pequeñas lamparillas con pantallas de cristal labrado, en resumen, infinidad de detalles decorativos que conseguían trasladarte al ambiente “art déco” de los años Veinte.

Vagón del Tren Histórico Turístico.

Vagón del Tren Histórico Turístico. / DIPUTACION DE CÁCERES

El Coche salón ZZ, explicó en el interior del tren y a lo largo del recorrido Miguel Jiménez Vega, gerente de trenes históricos de la Fundación Ferrocarriles Españoles, era “un coche especial, utilizado fundamentalmente por los presidentes de las compañías ferroviarias o las autoridades e integrado por seis departamentos-camas y un salón”.

Interior de un vagón del Tren Histórico Turístico de las Reservas de la Biosfera.

Interior de un vagón del Tren Histórico Turístico de las Reservas de la Biosfera. / DIPUTACIÓN DE CÁCERES

La iniciativa arrancó el primer día con la presencia de empresarios y empresarias, agentes sociales y políticos del lugar. Una vez allí, trabajadores de la diputación les mostraron y expresaron la “potencialidad” que proyectos como éste pueden llegar a tener sobre los lugares en los que se realizan. Como prueba piloto de esta experiencia, se incluyó el segundo día, el domingo, en donde el trayecto fue abierto para el público en general que se inscribió previamente a través de internet.

Entre las personalidades asistentes durante el sábado, se incluye la del propio presidente de la Diputación de Cáceres, Carlos Carlos, que agradeció la acogida que tuvo la actividad y resaltó que: “este es un proyecto más de los que desde la diputación se ponen en marcha para poner en valor todos los recursos de nuestra provincia”, en la que, a su juicio, “todos sus territorios podrían ser lo que llamamos territorios UNESCO, por sus valores medioambientales, y en todos -añadió- hemos puesto en marcha herramientas para potenciar sus recursos patrimoniales, culturales, ornitológicos, gastronómicos, etcétera.”

La propuesta en su conjunto, recalcó el propio presidente del organismo provincial, se pudo materializar gracias al acuerdo alcanzado hace más de un año con dicha fundación de ferrocarriles.

Travesía y actividades

El viaje tomó como punto de partida el Poblado Ferroviario de Monfragüe, declarado Bien de Interés Cultural en 2004. Allí, esperaba a los pasajeros los primeros actos de ocio con una bienvenida acompañada del Coro Polifónico Municipal “Julio Terrón” y una degustación de dulces típicos a cargo del Ayuntamiento de Malpartida de Plasencia.

La historia de este poblado está cargada de una gran singularidad, ya que se originó como consecuencia de la creación del nudo ferroviario entre las líneas férreas Madrid-Portugal/Plasencia-Empalme/Astorga. La Compañía del Ferrocarril Madrid-Cáceres-Portugal inauguró el tramo de la línea donde se ubicaría esta estación en 1881. Posteriormente, esta empresa se integraría en el nuevo ente empresarial “Compañía de Explotación de los Ferrocarriles del Oeste de España”, que había asumido la construcción de la nueva línea que discurría entre Astorga y Plasencia.

En 1896 se estableció finalmente la nueva estación de enlace entre ambas líneas en el paraje de la Dehesa de Palazuelo, perteneciente al término municipal de Malpartida de Plasencia, a la que se denominó “Plasencia-Empalme”. La nueva estación distaba varios kilómetros de dicha localidad, por lo que, teniendo en cuenta el gran número de ferroviarios necesarios para sostener la actividad que generaba este empalme, se hizo preciso edificar el suficiente número de viviendas para alojarlos.

Fue de esta manera que se originó la creación de esta particular aldea, en donde el valor intrínseco de su grupo de edificios y el valioso entorno ambiental y cultural en el que se inscribe, hace acreedor a este conjunto de un alto nivel de protección y del estudio de nuevas alternativas de uso sostenible. El área en su totalidad está conformada por veintiséis edificios, así como también por otros tres elementos peculiares susceptibles de ser protegidos (jardín, aguada y baños).

Dentro de todo este conjunto, el elemento más singular que define el estilo de este poblado es una serie de nueve pabellones de viviendas de tres alturas, levantados entre 1913 y 1936, con una tipología bastante uniforme definida por la Compañía de Explotación de los Ferrocarriles del Oeste de España. A estos inmuebles se suman otros de menor porte y mayor antigüedad distribuidos por el resto de la zona. Cierran la nómina de edificios con especial valor arquitectónico y, sobre todo, simbólico, la capilla y las escuelas, aunque existe también un segundo dormitorio de agentes, relativamente moderno (década de 1970) que cuenta con un gran potencial de uso para futuras actuaciones dadas sus características y su actual desaprovechamiento.

Mientras, una vez ya dentro del tren, los pasajeros pudieron deleitarse con más actuaciones y otras actividades que desde la propia diputación les tenían reservadas. Primero, trabajadores del organismo provincial y otros especialistas de las materias en cuestión, expondrían unas breves presentaciones sobre el programa de las Reservas de la Biosfera, así como de los distintos proyectos que, desde la Diputación de Cáceres, se llevan a cabo en cada uno de los dos territorios que atravesaría el tren.

A continuación, vagón por vagón se fue desfilando y representando la obra teatralizada “Boda Regia”, a cargo de una compañía teatral, y sería seguida de una degustación de embutidos y quesos por parte de empresas locales. Ambas, tanto representación como cata, eran autóctonas de la reserva de Tajo-Tejo Internacional. La parada para todos los asistentes tendría como destino final el municipio de Valencia de Alcántara, el cual, de entre sus muchos encantos, posee un magnífico legado megalítico.

El pueblo se sitúa en el corazón de la conocida como “Raya Luso-Extremeña” y forma parte de la Sierra de San Pedro y el Parque Natural Tajo Internacional. Alrededor de él, se establecen numerosos caseríos y pedanías como por ejemplo la de “La Aceña de la Borrega”, la cual los participantes en el segundo día pudieron atravesar y vislumbrar en una ruta que los llevó a conocer parte de la enorme belleza que albergan tales alrededores. Otras de sus grandes lindezas son su patrimonio natural y su herencia histórico-artística, que fue declarada “Conjunto Histórico” en 1997.

Finalmente, en la tarde, durante los viajes de regreso a la estación de ferrocarril de Monfragüe, tendrían lugar más sorpresas reservadas como otra actuación teatral (“Asalto Bandolerus”), continuada de una degustación de frutos secos (pistachos) a cargo de otra empresa local. En esta ocasión, ambas eran originarias de la reserva de Monfragüe. Cabe también destacar la presencia a lo largo de ambos días para amenizar el recorrido, de las mascotas de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe, una pareja de Buitres Negros llamados “Berto” y “Berta”.