¿Se puede hablar de justicia plena obviando la cuestión de género?

Si se busca en la Real Academia Española (RAE) ‘feminismo’, aparece como primera acepción lo siguiente: «Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre». Lo segundo se lee es: «Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo». Si eso es lo que pretende el feminismo, se puede entender que es justo: pretende acabar con un tipo de injusticia. Hay muchas injusticias, la desigualdad de género es una de ellas. De esta desigualdad se desprenden muchas situaciones que perjudican a la mujer, por el simple hecho de ser mujer. Algunas son:

• Ser madre continúa siendo un hándicap para aquellas mujeres que quieren progresar en su ámbito profesional: algunas se ven en la tesitura de decantarse por una cosa o la otra. 

• Los puestos de poder, incluso de aquellas profesiones en las que la mayoría son mujeres, siguen siendo ocupados mayormente por hombres.

• La violencia de género no solo no está siendo erradicada, sino que incluso está batiendo récords: 2022 cerró el año con el diciembre más mortal desde hace 19 años y el más trágico del 2022.

• Como refleja el balance estadístico 2017-2021 del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) del Ministerio del Interior, en el año 2021 se contabilizaron un total de 136 víctimas de trata con fines de explotación sexual. La ONU indica que la mayoría de las víctimas de la trata sexual son mujeres (en un 67%) y las niñas ocupan el 25%. «Las mujeres y niñas suponen 9 de cada 10 víctimas de trata sexual», expone. 

En la búsqueda de superar todas esas situaciones, se encuentra la conocida como justicia de género. Oxfam, en su post ‘Justicia de género y derecho de las mujeres’ explica: «Si queremos poner fin a la pobreza y combatir la desigualdad, debemos transformar también las relaciones de género y poder, así como las estructuras, normas y valores sociales que las determinan».