MUJERES QUE HACEN EXTREMADURA | CUIDADOS | Cristina Mendoza Terapeuta ocupacional y vicepresidenta del COPTOEX

«A la voz masculina se le ha tenido más respeto que a la femenina»

Cristina Mendoza.

Cristina Mendoza. / Carla Graw

Cristina Mendoza (Cáceres, 1985) es terapeuta ocupacional en el Plan Integral de Atención al Deterioro Cognitivo en Extremadura (PIDEX) y Vicepresidenta del Colegio Profesional de Terapeutas Ocupacionales de Extremadura (COPTOEX). Además, es doctora en Investigación Biomédica Aplicada, cuenta con el máster en Investigación en Ciencias Sociosanitarias, licenciatura en Antropología Social y Cultural y diplomatura en Terapia Ocupacional por la UNEX. Con su labor investigadora pretende una cosa: «Quería devolverle a la profesión algo de lo que ella me está dando a mí, una disciplina como la nuestra necesita crecer», explica. Asegura que la terapia ocupacional es una profesión con una alta carga emocional y la investigación la ayuda a desconectar de ella.

¿Cómo es ser la vicepresidenta del COPTOEX?

Es un reto porque asumes la voz de muchas voces y por las particularidades del colectivo. Esta profesión se caracteriza porque somos muchas mujeres, jóvenes y es prácticamente nueva dentro del campo de la sanidad. Hay una perspectiva de género y de la propia profesión: el respeto que se le tiene a una voz masculina no se le ha tenido a la femenina. A eso le sumas nuestra juventud, nuestro colectivo tiene una media de unos 30 años. No tenemos el mismo protagonismo que puede tener otra disciplina de ciencias de la salud. Llevo nueve años y hemos ganado peso, pero sigue habiendo unas connotaciones que son inherentes a las características de la profesión.

¿Por qué están tan feminizadas las carreras más enfocadas al cuidado?

Es algo histórico y va unido a la educación. A las mujeres se nos ha educado mucho en la cultura del cuidado y casi siempre asumimos el cuidado de una persona mayor. En edades escolares, consciente o inconscientemente, nos dirigimos a esa vía porque nos terminamos sintiendo más cómodas por esa educación. Es cierto que hay iniciativas, como el Día de la Niña en la Ciencia, en la que se va haciendo carrera en la parte tecnológica y ámbitos que siempre han estado ligados a la parte masculina. En la actualidad tenemos una sociedad más plural y accesible, creo que esa brecha se va a ir abriendo poco a poco. Al igual que observo que a Terapia Ocupacional llegan cada vez más personas de género masculino.

¿Se han menospreciado por ello estas carreras?

Influye, pero no solo por cómo se desarrolla la propia disciplina. Aquí tenemos un 90% de mujeres y hay que tener en cuenta esa perspectiva de género porque son las que tienen niños, asumen cuidados, etcétera. El tiempo que puedes dedicarle a un crecimiento profesional no es el mismo que si fuésemos varones. Nos cuesta crecer. Como colectivo, estamos por debajo de los 45 años, es una franja de población que está teniendo hijos ahora, los está criando. Pedir a la terapia ocupacional que vaya al ritmo de otras carreras u otras disciplinas, es difícil porque los cuidados influyen. Pero la juventud también tiene su lado positivo como la creatividad o las ganas de moverse.

¿Siguen asumiendo sus compañeras los cuidados familiares más que ellos?

Sí. Aunque hay una mayor corresponsabilidad que antes, la balanza todavía no está equilibrada y la sociedad no le demanda lo mismo a un padre que a una madre, por ejemplo.