Son los últimos en abrir, los locales de ocio nocturno y, en Plasencia, los primeros empezaron a trabajar este jueves, aunque solo con actividad en la terraza porque el interior todavía no se puede utilizar.

"El año pasado nos preparábamos para ferias y este año, para abrir, después de tres meses cerrados", escribía Mamen Marcos, responsable del pub El Portón, en sus redes sociales. Junto a este local, abrirán también otros en el centro como La Varita Mágica. Esta última, situada en la calle Patalón, no contaba con terraza, pero el ayuntamiento le ha concedido diez mesas en la plaza Quemada. En su caso, abrirá la terraza y también el interior, con el 50% del aforo, porque tiene licencia de bar normal.

El Portón e Impacto sí tenían terraza y pueden ponerla al completo porque se les ha autorizado una ampliación del espacio para que se pueda mantener la distancia de seguridad de dos metros establecida entre las mesas y sillas. Antes de la apertura, los propietarios de estos locales han mantenido una reunión con el concejal de Interior, David Dóniga y la de Comercio, Belinda Martín.

La vuelta será escalonada porque, según explica Marcos, a partir del próximo lunes ya podrán abrir también a los clientes el interior de los locales, con las medidas sanitarias establecidas, como el hecho de que tendrán disponible el 50% del aforo, según el último decreto publicado por el Estado. "Este fin de semana no podré rescatar a ningún trabajador porque somos dos autónomos para atender la terraza, pero la próxima semana sí rescataré a alguien. Según vayamos ampliando el aforo, espero seguir rescatando".

Sin embargo, en el sector hay "mucha incertidumbre" porque, según las noticias de las asociaciones de hostelería, "este verano no vamos a poder llegar al 100% del aforo, con lo que se trata de ir sobreviviendo, la recuperación está muy difícil". Por eso también desconoce si tendrá capacidad económica para rescatar a todos sus trabajadores, "ojalá".

María Aceña, de La Varita, rescatará a uno durante dos horas cada día y confiesa tener "mucho miedo" por lo que pueda suceder y por cómo aceptarán los clientes todas las medidas sanitarias. "La gente está muy bien en las terrazas y nosotros tenemos muchas ganas de trabajar, pero tengo miedo de que los clientes no cumplan o de lo que pueda pasar dentro del local porque no podemos estar vigilando ni riñendo constantemente".