La sensación al entrar en la piscina municipal de Plasencia, en la de la nueva normalidad del covid, es la de que todo está controlado. Empezando por quién entra en la instalación, con su DNI, su dirección, teléfono y correo, que hay que indicar al comprar la entrada y que servirá para localizar a los usuarios si se diera algún brote y terminando por los itinerarios que hay que seguir, la zona donde es posible ubicarse, por dónde hay que entrar y salir de las piscinas o qué hay que hacer al acceder a los baños.

Todo está medido e indicado en carteles informativos. El objetivo es lograr que los usuarios mantengan las distancias de seguridad y que utilicen mascarillas si no pueden hacerlo.

Porque además, este año, los 8 socorristas que trabajarán en la piscina, 4 en cada turno, estarán pendientes también de lo que ocurra fuera del agua.

Se ha habilitado una entrada y una salida con rampas frente a la taquilla, pero también se podrá salir por la zona del bar. En este caso, la terraza se ha separado de la zona de baño.

Al entrar, hay una alfombra con lejía para desinfectar el calzado y otra para secarlo y, acto seguido, el usuario podrá observar flechas rojas en el suelo con los itinerarios a seguir. Las parcelas, un total de 420 y de 9 metros cuadrados cada una, tienen capacidad para 6 personas y, si acude un grupo más grande, puede coger dos parcelas seguidas.

El aforo máximo de la instalación es de 400 personas y, en las piscinas, de 15 niños en la infantil, 45 personas en la mediana y 125 en la grande. En esta, las duchas de las esquinas serán para entrar y las del medio para salir y en las otras, habrá una ducha de entrada y otra de salida. Además, las chanclas deberán dejarse fuera y no se podrá estar sentado ni paseando por la zona de playa.

«Porque todo hay que desinfectarlo y se hará tres veces al día», explica la concejala Isa Blanco. Una, antes de la entrada, otra a las 15.30 horas y la última, tras la salida, a las nueve.

En los baños, el aforo máximo será de tres personas, hay gel para lavarse y papeleras de pedal. La limpieza será constante.

En el botiquín, que contará con dos enfermeras, habrá también un desfibrilador.

Este año no se han podido bajar los precios porque supone muchos trámites, pero la idea es hacerlo el próximo verano.

La intención de la edil es que «la gente se sienta segura y cuidada». Considera que, pese a la inversión económica y de personal realizada, «no podíamos condenar a la gente este verano después de haber estado encerrados en casa».