Carlihnos Brown pasa unos días en Madrid para presentar su disco "A gente ainda nao sonhou" (La gente todavía no sueña), un álbum sobre la vida y los sueños, para el que de nuevo ha contado con Marisa Monte y Arnaldo Antunes, sus compañeros de Tribalistas, y en el que mezcla electrónica y tradición. Preocupado por la crisis que vive la industria musical, el músico brasileño, en una entrevista con Efe, se mostró convencido de que "hay que utilizar el talento para ayudar a mejorar las cosas" y de que es en los "momentos de mayor dificultad cuando el mundo necesita la música".

"La música -afirma- nunca puede convertirse en negocio, aunque al decirlo me siento como el último mohicano, luchando solo ante el peligro" Sony-BMG en España le ha ofrecido la posibilidad de hacer un disco de canciones, que era lo que le "apetecía, después de varios años dedicado al carnaval y al baile", y es que Brown asegura que con la "música busca la belleza", porque para él "no es un mero entretenimiento, sino la vida misma". "Para mí -concreta- hacer música es una obligación y un servicio de utilidad pública".

A sus 45 años, Carlinhos Brown ha descubierto en la pintura un "nuevo modo de expresión" y ha llegado a pintar unos 200 cuadros, "todos grandes, eso sí", porque dice que no es "capaz de hacer algo pequeño", y también trabaja en un libro, porque atraviesa una fase de "dulce de expresión". "Si pudiera estudiar y prepararme, creo que sería un buen pintor", comenta. Desde hace 20 años, su colaboración con Marisa Monte y Arnaldo Antunes es continua, incluso no descarta grabar de nuevo juntos como Tribalistas, grupo creado en 2002 con los dos músicos brasileños, de quienes ha incluido sendas canciones en el disco. "Pero el objetivo de ese futuro encuentro nunca sería el de ganar dinero, ni buscar un éxito rápido y fulgurante, sino hacer música de calidad".

"A gente ainda não sonhou" fue grabado entre marzo de 2005 y septiembre de 2006 en su estudio Ilha dos Sapos en Salvador de Bahía (Brasil) y él lo produce, firma en todas las canciones, diseña el arte del álbum y toca la mayoría de los instrumentos: bajo, guitarras acústica y eléctrica, percusión electrónica artesanal, batería, bongó, conga, piano, surdo, agogô, teclados, timbal, birimbao, órgano. "No soy un hombre orquesta, sino un amante de la música", apunta. Para el músico brasileño, el punto de modernidad del disco está "en la electrónica, porque en la época de las computadoras es imposible trabajar sin ellas, y la tradición se concentra en la forma de hacer las melodías. La melodía siempre dice mucho más que la palabra", reconoce al referirse a unos "textos simples", que hablan de la "vida, el amor, la familia, el medio ambiente y los sueños, sobre todos los sueños, porque hay mucha gente que todavía no ha soñado nunca".

Aunque la producción es española, "Pedindo pra voltar" es la única canción del álbum grabada en Madrid con Javier Limón como productor adicional, Niño Josele a la guitarra y con "aires de rumba volando sobre el ambiente de Bahía". "La música española es la gran influencia del mundo y Javier Limón está entre los grandes", dice Carlinhons Brown, que asegura que incluso ha intentado grabar en español, pero no se siente todavía seguro y no quiere hacer el ridículo.

Próxima gira

Ya prepara una nueva gira, con paradas en Madrid -8 de mayo- Valladolid -día 10- Alicante -día 11- Valencia -día 12- Barcelona -día 15- El Ejido (Almería) -día 17- Sevilla -día 18- Alcantarilla (Murcia) -día 19- San Sebastián -día 23- y Segovia -día 31-, de momento. Carlihnos Brown, mientras espera al periodista en una de las salas de la Casa de América, antiguo Palacio de Linares, lee "O evangelhio segundo o espiritismo", de Allan Kardel, quizá influenciado por la leyenda de fantasmas que rodea a este caserón situado en la madrileña Plaza de Cibeles.

Lo cierto es que le interesa mucho el tema de los espíritus, porque asegura: "están en todos los lados, esperando nuestra ayuda. No son esos seres malignos de película, sino gente que no pudo terminar algo y quiere que nosotros lo terminemos". Mientras lo decía, un enorme portazo que venía de la zona de arriba del palacio hizo que el músico dijese, con el vello de los brazos erizado: "ya está ahí y pide que la ayudemos". Quizá la joven Raimunda, haya vuelto a pasearse por los salones de la casa.