El año de las óperas primas. Así pasará el 2007 a las páginas de la historia del cine español. Por vez primera, más de la mitad de las películas que se estrenan en salas comerciales tienen detrás a un cineasta debutante. ¿A qué responde esta coyuntura?. A una extraordinaria combinación de factores y circunstancias encabezadas por el auge de las escuelas de cine, el aumento de las ayudas públicas y la proyección que propician los festivales. La razón de fondo, no obstante, deriva de que los productores encuentran talento y guiones capaces de emocionar en esta generación emergente. La mayoría, realizadores reconocidos previamente por sus cortometrajes.

Otra coincidencia determinante para este alud de primeras películas es que, este año, en el cine español no hay lo que los distribuidores denominan cabezas de cartelera. Ni Pedro Almodóvar, ni Alejandro Amenábar, ni Fernando León de Aranoa, ni Isabel Coixet entran en la programación del 2007. La única excepción es Julio Medem, pero hay dudas en el sector de que Caótica Ana sea la película española más taquillera del año. Los pronósticos se decantan por otra ópera prima: El orfanato , de Juan Antonio Bayona.

TRAYECTORIA INTERNACIONAL Esta historia de terror psicológico en la que Belén Rueda brilla en su primer papel protagonista abrirá, tras la ovación recibida en Cannes, el festival de Sitges una semana antes de su llegada a las salas, prevista para el 11 de octubre. Jamás una ópera prima española se había vendido antes de su estreno comercial "a casi todos los países del mundo", según explica desde París Simona Benzakeing, vicepresidenta de producción de la Warner Bros Pictures en Europa.

La distribuidora prepara un lanzamiento sin precedentes para este filme impulsado desde la productora Rodar y Rodar. "Creímos en el guión, por eso entramos en la producción", dice Benzakein. No es el único debut por el que apuestan. Ladrones , de Jaime Marqués Olarreaga, cuenta con su financiación. "Descubrir talentos y darles libertad es abrir la ventana al futuro. La estrategia es actuar como productores independientes".

Mar Targarona fundó, junto a Joaquín Padró, Rodar y Rodar con el propósito de encontrar directores noveles con ingenio. Crearon una escuela de guionistas y un laboratorio experimental, y asistieron a todos los festivales de cortos. "Así descubrimos a Bayona". Cuando vieron su segundo filme breve, El hombre esponja , enseguida lo ficharon como realizador de espots. "Bayona trajo el boceto de El orfanato y con él a un gran guionista, Sergio G. Sánchez".

Trabajaron dos años en el guión hasta que, "gracias a Guillermo del Toro", el filme creció. Targarona valora, por los proyectos que le llegan como No me pidas que te bese porqué te besaré , el cambio de mentalidad de la nueva generación. "Parten con intención de agradar. Quieren poner fin al divorcio entre nuestro cine y el público".