Le preocupa que lo fotografiemos en un hotel de lujo. Los de su oficio, dice, solo pisan alfombras de lana y se sientan en sofás de seda en los festivales. La mayoría, asegura, tiene dificultades para pagar el alquiler a fin de mes. Isaki Lacuesta defiende una idea industriosa del cine --"esto no se hace por dinero, sino por tozudez"--, y con ese espíritu de termita hizo Los pasos dobles , la película de aventuras exóticas rodada en Mali que se ha llevado la Concha de Oro de San Sebastián y algún hachazo de cierta crítica.

--¿A un tozudo le duele que algún que otro crítico lo califique de "ininteligible"?

--Como antiguo periodista, me sorprende la necesidad de espectáculo en vez de explicar la verdad. Y la verdad es que los pases de público fueron de maravilla, y que Fotogramas , Dirigido Por , Cinemanía , Cahiers du Cinéma , su diario o RNE nos han dejado muy bien. Otros no. Eso suele pasar.

--Nada de orgullo herido, entonces.

--Quizá es la vez que estoy más convencido de una película. Y me ha hecho mucha ilusión que Alex de la Iglesia me abrazara, emocionado; o que Diane Baratier, la directora de fotografía de Rohmer y Godard , calificara la nuestra de "maravillosa"; o que Frances McDormand quisiera conocer a todos los actores africanos. Son gente a la que admiro de siempre.

--El calificativo de cineasta para ultraminorías no tiene fundamento...

--Desde que hice mi primera película he dicho que quiero hacer cortos para mis amigos y, a la vez, comedias y cine de terror mainstream . Quiero hacer cine del derecho y del revés. Me interesaría no repetirme nunca. ¿Toca algún instrumento?

--No diría tocar...

--Yo toco la guitarra y tengo la teoría de que, cuando aprendes los acordes, al principio salen canciones muy chulas, pero cuando llevas años repitiéndolos ya no vuelve a ocurrir. La intensidad que tú notas cuando haces algo por primera vez también la nota el espectador. Ahora tomo clases de flamenco...

--Un ampurdanés de origen vasco que aprende flamenco. ¿Un lío?

--Siempre he sido muy desarraigado --los hombres tenemos pies y no raíces--, pero he crecido en unos paisajes y unos relatos compartidos. Comienzo a trabajar en ellos, a la vez que sigo explorando cosas y lugares.

--Cuénteme un relato familiar.

--Le contaré el del corto que Naomi Kawase me ha pedido para una película colectiva en honor a las víctimas del tsunami titulada Senses of Home . En él, mi padre explica las últimas palabras de mi abuelo antes de morir. Le dijo que venía de una familia comunista que defendía la lucha armada en Asturias, y que, de niño, le dieron una serie de armas para que las tirara a la cloaca. Hay una parte de herencia que llevamos y otra que podemos cambiar.

--Creció en Banyoles, que tiene algo de triángulo de las Bermudas.

--Un lugar legendario. El cole no nos llevaba a visitar el museo de Bellas Artes sino el Darder, donde nos explicaban fabulaciones de animales exóticos y nos enseñaban al negro disecado. A mi pueblo le debo esa atracción hacia el misterio y los personajes desconocidos.

--¿Y a qué paisaje debe sus primeros días de cine?

--En el festival me pidieron que me acercara al Leidor, el cine de Tolosa, el pueblo de mi madre. En él mis padres se dieron el primer beso viendo Goldfinger y ahí, de pequeño, me regalaban carteles que coleccionaba.

--¿Antecedentes familiares?

--Félix Rotaeta, protagonista de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón , era primo de mi madre. La oveja negra de la familia. Una vez estrenó una obra de teatro en Girona y su dedicatoria del programa fue: "El que quiera, que me siga". Murió justo cuando empecé a estudiar Audiovisuales.

--Una señal del destino.

--Yo desde pequeño quería ser escritor. Y en algún momento la escritura se mezcló con las ganas de hacer cine. Pero, a la hora de elegir carrera, dudé: "¿Estudio Audiovisuales o me meto en la Facultad de Ciencias Económicas?". Incluso hice las pruebas de acceso a una escuela de negocios. Pero mis padres, en una cena, me preguntaron: "¿Te imaginas tú de veras haciendo Económicas?".

--Es evidente que no. Tuvo a Guerín y a Jordá de maestros.

--Me apunté al máster de Documental tras ver El encargo del cazador de Jordá. El te daba lecciones magistrales en el bar y en la sala de cine. Acabó siendo un amigo. Recuerdo que decía que su libertad no era hacer todo lo que quería, sino no hacer lo que no quería. Eso está muy bien.

--¿Usted hace lo que quiere?

--Cinematográficamente, sí. Pero si pudiera no iría a festivales

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