Ha pasado un cuarto de siglo desde que Carme Riera publicó Dins el darrer blau (1994), pero el tema de fondo de aquella novela histórica ambientada en la Mallorca del siglo XVII que la catapultó al éxito sigue muy presente: «Habla de minorías perseguidas, del horror de la persecución religiosa y de la intransigencia, algo que vemos en la actualidad con lo que pasa con la inmigración. Es espantoso cómo dejamos morir a la gente en campos de refugiados y en el Mediterráneo», lamenta la autora, que presenta una edición revisada (Alfaguara), 25 años después de su llegada a las librerías.

Investigando los interrogatorios de los inquisidores, Riera (Palma de Mallorca, 1948) invirtió cinco años en la novela, basada en hechos históricos: la huida fallida de 37 judíos conversos, chuetas, en 1687, que fueron quemados en la hoguera por la Inquisición. «Cuando la escribí lo pasé mal porque sabía que no podía salvarles, que no tenía más remedio que enviarlos a la hoguera», confiesa.

Fue de niña cuando la académica de la RAE se dio cuenta de que en su Mallorca natal aquello no era cosa del pasado. «Veía a unos niños insultar a otros por su apellido, que era de un linaje que suscitaba iras. De mayor supe de la historia de aquellos chuetas». Constata Riera cómo «en los 50 en muchas casas cristianas los padres daban las buenas noches a los niños diciéndoles: ‘Dios te haga un buen inquisidor’». Y, cómo aún en los 90 no se había superado: el alcalde socialista de Palma Ramón Aguiló entre 1979 y 1991 «tuvo pintadas nazis en su casa y, tras salir de una reunión, fue insultado llamándole chueta; lo peor fue que en su partido nadie dijo nada». Recuerda también las amenazas al padre de una amiga porque se había casado con un chueta, y cómo «una mujer de apellido Pomar pidió cambiárselo porque la marcaba como descendiente de los quemados por la Inquisición porque no le gustaría que sus huesos pudieran ser desenterrados».

XENOFOBIA MENOR / Hoy, cree, esa xenofobia es menor porque la sociedad se ha mezclado, pero cuando se publicó Dins el darrer blau mucha gente en Mallorca consideró «que la ropa sucia se lava en casa». Y eso es algo que ella recuerda como si fuera hoy mismo. Otros, sin embargo, la emocionaron: «Un señor mayor me dio las gracias llorando por haberles hecho justicia».

Manuel Forcano prologa una de las ediciones, la otra lo hace el académico Antonio Muñoz Molina. En su texto, Forcano habla del «perdón y el recuerdo a las víctimas». En relación con eso, para la autora mallorquina, «lo mejor que podría pasar es que dentro de 25 años nadie tenga motivo para pedir perdón por la xenofobia», dice con seguridad.

Y, avisando de que esto no va de procés ni nada parecido, concluye con contundencia su intervención: «Este libro pide tolerancia, algo importantísimo frente a la ultraderecha. En Alemania me decían que sobre este tema aún no querían hablar… No hay que caer en los mismos errores históricos».