La actriz y presentadora Mónica Pont, de 36 años, y su marido, el empresario Javier Sagrera, de 44 años, iniciaron ayer ante el juez la batalla por la custodia de su hijo, Javier, de 3 años. La traumática ruptura, en la que se han mezclado acusaciones de malos tratos y coacciones, volvió a revivirse en la vista.

En el fondo de la separación está la custodia del hijo. La actriz ha requerido que se le otorgue a ella, mientras que su marido ha pedido lo mismo o que sea compartida. El otro punto en discusión son los 6.000 euros mensuales y el uso de la casa familiar solicitado por Pont.

En la vista declararon desde la actriz, su madre y el empresario hasta el servicio doméstico, amigos, psicólogos y detectives. Cada uno tiró hacia la parte que le había propuesto. Los investigadores privados dijeron la suya. Unos ratificando informes sobre un novio de la modelo, que conoció cuando aún vivía en pareja, y otros sobre los recursos del hotelero. Algunos asistentes se quedaron sorprendidos por la presencia del padre de Mónica, separado de su mujer desde hace años, que acompañaba a allegados de Sagrera.

De los presuntos malos tratos del empresario a la actriz no se habló. Recomendados por el juez en interés del menor y por la interferencia que se producía en la demanda de separación, la pareja ha llegado a un acuerdo para retirar las denuncias: la de la modelo por maltrato y la de Sagrera por coacciones. El juez ha archivado el proceso penal contra el marido, a pesar de que el fiscal se opuso, y también el de Sagrera contra su mujer. Las espadas ahora están en alto en el pleito de separación. J. G. A.