Con la desaparición del escritor Miguel Delibes, la naturaleza española ha perdido a uno de sus grandes divulgadores. Su faceta como defensor a ultranza del paisaje natural y los valores que alberga (desde los naturales hasta los culturales) lo convirtieron en referente moral para un movimiento conservacionista que empezaba a tomar forma a la par que sus novelas, gracias sobre todo a la labor de su buen amigo, el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, de quien por cierto mañana se cumple el 30 aniversario de su desaparición.

UN MENSAJE ACTUAL "Mientras el respeto a los delicadísimos mecanismos ecológicos no sea una actitud desinteresada y general, apenas adelantaremos un paso hacia la salvación del planeta". Estas palabras, perfectamente actuales, que incluso hoy mismo encarnan un mensaje de futuro, fueron escritas en los años 70. Pertenecen a uno de los ensayos más importantes del ecologismo español: Un mundo que agoniza , obra en la que el novelista alerta sobre el grave deterioro ambiental que amenaza al planeta y hace un llamamiento desesperado a la lucha contra el desarrollo insostenible, el agotamiento de los recursos naturales, el fuerte aumento de la contaminación, la pérdida de biodiversidad o el abandono del campo. Sus palabras eran una premonición del destino que nos aguardaba y al que nos hemos visto abocados por lo que él definía como un "irracional sentido del progreso".

CRONICA DE LAS ESTACIONES Las novelas de Delibes son, además de todo lo que se ha escrito respecto a su alto valor literario, una auténtica colección de cuadernos de campo, una crónica viva del paso de las estaciones en la naturaleza. Un mundo literario en el que sus protagonistas, desde Daniel El Mochuelo (El Camino ) o el Nini (Las Ratas ) hasta el propio escritor en sus obras dedicadas a la perdiz de monte, ejercen, al margen del papel asignado en la trama, como legítimos portavoces de un mundo agonizante.

En uno de sus últimos libros, La Tierra herida , el escritor dialoga con su hijo Miguel, uno de los biólogos más eminentes de nuestros días en España, sobre esa constante en su obra, la defensa de la naturaleza, recordando al lector la necesidad de afrontar los grandes retos ambientales, desde el cambio climático, hasta la desaparición de especies, para reconducir el inquietante rumbo del planeta. Y es que Miguel Delibes fue ante todo un defensor de los paisajes, de los que dio crónica a través de la palabra.