Cada vez que surge una nueva top model de la década (unas tres o cuatro veces al año), los responsables de la firma que la contrata por primera vez para España sufren el síndrome del padre de artista. "Es guapísima y, además, encantadora", decía ayer el personal de Pronovias antes de la aparición de Bar Refaeli. Y la verdad es que la modelo, de 21 años y en el centro del coliseo tras la publicación de unas fotos suyas con Leonardo DiCaprio, estuvo muy mona.

Solo se le enfurruñó un poco la carita de medalla cuando le preguntaron por su antecesora en el corazón del intérprete de Titanic, de 32 años. "No soy la nueva Gisele Bundchen. Yo soy yo misma y tengo mi propio estilo", defendió la protagonista de las campañas de Ralph Lauren y Victoria´s Secret. Pero Bar, que aunque tiene nombre de algo tan típicamente español es israelí, sorteó con una gran dosis de gracia esa cuestión.

Antes, como manda la tradición, la top model aseguró que trabaja en la moda desde los 15 años y que el impulso que ha tomado su carrera durante los últimos meses no tiene nada que ver con ser la novia de una estrella de cine con modafilia (a DiCaprio solamente se le conocen novias modelos).

Sin embargo, el efecto llamada de su relación se dejó notar en la cantidad de cámaras que quisieron inmortalizarla junto al diseñador Manuel Mota. Ambos posaron durante el fitting (en el argot de la moda, la prueba de vestuario) previo al desfile del viernes de Pronovias en la pasarela Gaudí Novias, en Barcelona.

El interrogatorio barajó varias veces la hipótesis de una futura boda con el protagonista de El aviador. "Bar, ¿te gustaría casarte con Leonardo?". "Quizás", respondió. "¿Estás enamorada, Bar?". "Quizás", repitió. "¿Te pondrás un vestido de Pronovias para tu boda?". "Quizás", triplicó. Cuando el discurso empezaba a parecerse al estribillo de la conocida canción de Nat King Cole, el representante acudió al rescate.

Así que hubo que interesarse por otras cuestiones, como qué le parece Barcelona. "Ya la conocía. Las barcelonesas van muy bien peinadas", aseguró. Al final, alguien le preguntó por el servicio militar, obligatorio para las mujeres en Israel, que ella esquivó "por problemas personales". "Todo el mundo debería hacerlo porque el ejército une mucho", soltó, sin duda un poco cansada.