Este británico cercano y afable (Liverpool, 1946) es uno de los máximos expertos en la figura del dictador. Su excelente Franco, caudillo de España (1993) se ha ganado una merecida fama entre investigadores e hispanistas. Ahora presenta El gran manipulador , obra más divulgativa y fácil de leer, pero igualmente rigurosa.

--Sobre Franco se ha escrito mucho, ¿qué aporta usted de nuevo?--Mi objetivo era hacer una obra más accesible que Franco, caudillo de España , que, en cualquier caso, no es para especialistas. Además, en la biografía se hace un tratamiento de Franco de forma cronológica y este libro es más temático. Sin embargo, he incorporado algunas aportaciones nuevas que han salido desde que escribí la biografía.

Franco, caudillo de España

--¿Era Franco ante todo un mentiroso, un manipulador?--Es un poco exagerado reducir su figura a la de mero manipulador, pero sí que puedo decir que es la característica que cada vez me llama más la atención. Desde luego era un hombre mediocre y manipulador, pero también era muchas cosas más...

--¿Si era tan mediocre, cómo pudo mantenerse en el poder casi 40 años?--Hay tres razones principales: la primera es lo que yo califico de la inversión de terror que hizo durante y después de la guerra civil, una inversión de la que vivió hasta la muerte. Otro factor decisivo era su gran capacidad de manipular a todos sus colaboradores. Solo con ponerse delante de alguien sabía perfectamente cuál era su precio. Eso le daba una gran capacidad de manejarlos a su antojo. La tercera razón de su larga supervivencia política es el contexto internacional. Las potencias internacionales sabían perfectamente que mentía, pero les convenía que siguiera en el poder simplemente por razones de estrategia de la guerra fría.

inversión de terror

--¿Era un personaje taimado, frío y desconfiado como se ha dicho...?--Por motivos psicológicos no tenía sentimientos o tenía muy pocos. Durante la guerra civil no se preocupó de la suerte de sus hombres. Los hacía servir como carne de cañón. El pensaba que el destino de España y su destino eran una misma cosa, pero por su profunda inseguridad siempre se escondía detrás de una máscara: la del Cid (en la reconquista del territorio en manos de los republicanos), la de Felipe II (por su afán imperialista que las circunstancias refrenaron), la de defensor de Numancia (cuando se inventó que existía un asedio internacional contra España).

--¿Cómo se juzga la figura de Franco en el extranjero?--En el mundo anglosajón, todavía Franco goza de muy, muy buena prensa. Es curioso, pero si voy a una universidad de Inglaterra o de Estados Unidos, hablando con los colegas que trabajan sobre el III Reich o sobre Stalin, les parece lo más normal poner a Franco dentro de un contexto similar al de Hitler. En cambio, para el gran público no es así, la mayoría tiene un buen concepto de él.

--¿A qué obedece esta visión distorsionada?--A varios factores que intento reseñar en el libro. En primer lugar, sobrevivió 30 años después de la muerte de Hitler. Otro factor importante es que especialmente a partir de 1945, Franco y toda su maquinaria de propaganda se dedicó a reconstruir la historia de forma que creó mitos en torno a su persona: el de Franco que ganó la guerra por ser un gran militar, un gran estratega; el de Franco que salvó a España del desastre de la segunda guerra mundial; el Franco que salvó a muchos judíos; el Franco que fue el inspirador del crecimiento económico de los años 60. Para mí todo esto no es más que una auténtica sarta de mentiras.

--Que usted sigue combatiendo...--Estoy más bien harto de la figura de Franco, pero lo que me ha obligado a seguir en esta lucha ha sido precisamente esta supervivencia de la buena fama de Franco dentro de los medios de comunicación de Inglaterra y EEUU.