And that auld triangle went jingle-jangle es un verso de una canción que canto cuando necesito algo que me ponga de buen humor por las mañanas. Eso sí: Molly Malone, con su carrito de ruedas, paseando por Dublín, esa ciudad donde las mujeres son más bellas, con sus berberechos y mejillones vivos, cantando la mercancía, me pone mucho más triste. Me he visto a mí misma muchas veces, borracha como una cuba de whiskey (sí, en irlandés es ‘whiskey’), agarrada a un montón de ancianitos que tienen todos las caras de Luke Kelly, Ciarán Burke y Ronnie Drew (ya fallecidos, fundadores de The Dubliners, uno de los grupos que más alegrías me ha dado en mi vida) cantando a voz en grito: «Now her ghost wheels her barrow / Through the streets broad and narrow / Crying cockles and mussels, alive, alive, oh».

Yo no bebo whiskey ni he estado en Irlanda, pero en las fantasías no entra nadie.

En casa de mi hermano menor hay un bodhrán (roto), varios whistle y un par de gaitas. Mi sobrino, a los dos años, pedía en el equipo de música a Beethoven y los Chieftains. Él (mi hermano: mi sobrino ahora tiene seis años y se hace fotos con Matt Molloy, pero de poder adquisitivo anda escaso) me regaló mis dos únicos libros de arte celta, en España y en el mundo. Mi madre me hablaba de los ancianos maestros de valla que salvaguardaron la cultura irlandesa. Edna O’Brian, Bram Stoker, James Joyce, Oscar Wilde, Elizabeth Bowen, William Butler Yeats y Lady Gregory (que fundaron juntos el Teatro Literario y el Abbey), Laurence Sterne, George Bernard Shaw y Richard Harris, que es gente a la que amo mucho, son irlandeses. También Denis Rafter, que, cuando está contento y en las entrevistas, canta en gaélico.

Ken Loach utilizó la canción Oró, Sé Do Bheatha ‘Bhaile en ‘El viento que agita la cebada’. «Gráinne Mhaol viene desde más allá del mar» es la traducción de uno de sus versos: «Tá Gráinne Mhaol ag teacht thar sáile». Gráinne Mhaol es Grace O’Malley, reina de Umaill, líder del clan Ó Máille y mujer pirata en la Irlanda del siglo XVI. Es uno de los idiomas más bellos en su sonoridad que yo haya podido escuchar.

Sus instrumentos también: el bodhrán (se pronuncia bau-ron), que es una pandereta preciosa; la gaita irlandesa, que nació en el siglo V (la uilleann pipe, que significa ‘gaita del codo’; el arpa celta, que aparece en la bandera nacional, las monedas de euro y hasta la forma de un puente en Dublín y que tocaban los nómadas a cambio de cama y comida; el buzuki -adaptado de los griegos- y el violín irlandés. Y los pubs, señores: los pubs.

Por eso, lo que ocurre en el Irish Fleadh ocurre también cuando los músicos se bajan del escenario y se ponen a compartir con otros, mano a mano, en la calle, en los bares, bailando, cantando, comenzando canciones que los demás siguen. Con tradición, como las hermanas Friel, que actúan esta misma noche en Cáceres y que traen temas de su propio repertorio familiar. O como Paddy Keenan, que actuó por primera vez a los 14 años porque sus padres descubrieron que estaba muy interesado en la música y transformaron su casa en un recital continuo. Tocará con el cantante Alan Burke, en la única de las actuaciones que no será gratuita. La entrada cuesta 10 euros y parte de ella (gracias, festival) irá a sufragar las actividades de Proactiva Open Arms, que salva a refugiados de esos mares de los que el pueblo irlandés conoce su dureza demasiado bien. Se dedican a la vigilancia y al salvamento de las personas que están muriendo en el mar por llegar a una Europa cuyos países no solo mantienen políticas neocoloniales en sus países, sino que además les venden las armas de la guerra. Mientras el Parlamento europeo sigue mirando hacia otro lado, como si la vida humana no fuera con ellos, ni los derechos humanos, ni la mínima ética personal (lo personal es político), al menos hay organizaciones no gubernamentales que hacen y, además, denuncian.

Fernanda Valdés, la directora del Irish Fleadh, me dijo que, cuando lo anunció, se creó cierta polémica en Facebook, porque las redes sociales ya saben el problema que tienen: que cualquier persona sin decencia puede tener un ordenador. Pero, en lugar de achantarse y hacer eso tan español de no meneallo, no tocallo y no movello, Fernanda tomó partido y no dejó que los malos ganaran. Porque los malos ganan cuando los buenos no hacen nada. Si quieres ver a Paddy Keenan y a Alan Burke, parte de tu dinero va a servir para salvar a gente del Egeo y el Mediterráneo. Como dicen en inglés: deal with it. Es más fino que en español, pero lo diré igual: chúpate ésa.

Pocas músicas buscan más el hermanamiento que ésta. No vamos a profanar su espíritu.

--Viernes, 26 de octubre. Plaza de Santa María. Stolen Notes toca a las 21.30 horas. The Friel Sisters a las 23.00 horas.

--Sábado, 27. Plaza de Santa María. Continental Ceilidh & Irish Treble toca a las 14.00 horas. Paddy Keenan y Alan Burke, en el Gran Teatro a las 20.30 horas. De vuelta a la plaza de Santa María, Shelly Valley y Kíla a las 22.00 y a las 23.00 horas, respectivamente.