En la trastienda del escenario de Contempopránea se respira buen ambiente. Los grupos van desfilando y cargan las furgonetas. Es domingo de madrugada y la XI edición del festival de música independiente de Alburquerque se acerca a su fin con el regusto del objetivo cumplido: disfrutar de lo mejor del panorama indie español ante un público entregado. La noche ha vuelto a deparar sorpresas como ocurrió en la primera jornada del viernes. Underwater Tea Party ha sido una de ellas con Clara Martínez e Irene Bonilla a la cabeza. ¿Quién dijo que no existe la belleza hecha voz? A Irantzu, la solista de La Buena Vida, le ha encantado el festival. Y se le nota cuando recuerda que parejas que les siguen hasta Extremadura se conocieron en sus conciertos y ahora vuelven ya casados. "He tenido sensaciones muy buenas. Para nosotros es nuestro festival de referencia. Ojalá siga siempre", asegura. Ha sido emocionante verlos juntos a medianoche en el escenario, a los pies del monumental castillo, y poder descubrir que las noches del verano brillan más con sus canciones.

No hay triunfadores en Contempopránea 2006. El magnífico nivel del cartel ha dejado hambriento a los poperos para el año que viene. Costará superar el encanto que transmitieron el sábado otras bandas como Nouvelle Cuisine, los gallegos liderados por Miri y Javi que, fuera del escenario, aseguran que Alburquerque les valdrá para seguir adelante y lograr conciertos en otoño. Son dos tipos simpáticos que están sorprendidos desde que llegaron de la respuesta del público. Fuera del backstage, Sonia, de la banda portuguesa The Gift, aparece envuelta en nubes de colores. Han comenzado después de La Buena Vida y su tarjeta de presentación como único grupo invitado de la vecina Portugal ha sido espectacular. Un sonido distinto y envolvente que les convierten en otra de las agradables sorpresas del festival. Después, Sonia, pelo negro largo y ojos grandes, explica en un perfecto castellano al periodista que no esperaban un recibimiento así. El sobresaliente les servirá para intentar, dice, abrirse paso en el mercado español.

Junto al escenario baila Pablo Cordovilla, el jefe de prensa del festival. Se le ve feliz, encantado de que un año más Alburquerque sea un referente musical en España. No se atreve a apostar por un cambio de ubicación porque el encanto de la ladera del castillo es mucho. Y bien qué lo agradecen los espectadores, de nuevo con esa estética de vestidos de colores y camisetas divertidas. Entre el público también se ha mezclado antes Chema Corrales, director general de Promoción Cultural, que asiste atento al concierto de La Buena Vida junto a su mujer y Francisco Hurtado, secretario de Comunicación de Juventudes Socialistas de Cáceres. "Hacen falta festivales así en Extremadura", afirma Corrales, que ya ha dado buena cuenta de los bocatas de Contempopránea. Divertidos, también asisten como unos espectadores más los miembros de Niños Mutantes, la banda granadina que tanto ha gustado este año.

Momentos mágicos

Ha terminado The Gift y Guille, de La Casa Azul, llena solo el escenario con sus teclados. Es otro de los regalos del festival, a tope a las tres de la madrugada. Definitivamente y, por si a alguien le hubiera podido quedar la duda, La Buena Vida ha logrado dar paso a otros momentos mágicos en la noche. Tarik y la Fábrica de Colores, exquisitos, y Tachenko, con buen gusto, también lo han conseguido. Second y Humbert Humbert se encargan de poner el broche al festival sin fin, que continúa fuera del recinto cuando el sol aprieta pasadas las diez de la mañana en una curiosa mezcla de vecinos y visitantes en uno de los bares más céntricos de la plaza.

Contempopránea 2006 ya es historia. La apuesta por convertir Alburquerque en la sede de uno de los mejores festivales musicales del verano del país es un hecho. Los llenos en sus dos jornadas dan fe de ello con un balance cercano a los 8.000 espectadores. Los poperos dan más brillo a Extremadura.