Penélope Cruz tenía muy claro dónde quería llegar: a lo más alto del cine. Y eso es algo a lo que aspiraba desde que era una niña. "A los 4 años ya soñaba con ser una actriz famosa", recordaba ayer Sabina Jiménez, una de sus maestras en el colegio Juan XXIII de Alcobendas, la humilde localidad madrileña donde nació y que citó al recoger el Oscar en la meca del cine, Hollywood.

Alcobendas --que en breve nombrará a Pe hija predilecta-- está a 20 kilómetros de Madrid. El municipio nació con espíritu humilde, aunque ha conseguido subir varios peldaños en el escalafón social. La pequeña Pe cursó la EGB en el colegio concertado mixto que más cerca le quedaba de su casa y donde también estudiaron sus hermanos pequeños, Mónica y Eduardo. El cole está próximo a la peluquería que tenía su madre, Encarna, y de la ferretería donde su tío Manuel sigue despachando tornillos.

En clase, Pe no era un lince. Pero tampoco un zote. Estaba en el término medio. Lo que sí derrochaba era tesón, según comentaron ayer sus profesoras. Era revoltosa, pero muy colaboradora con sus compañeros y con los profesores. La futura actriz, además, era una chiquilla atrevida con un estilo propio. Ahí va un ejemplo: mientras ninguna compañera suya llevaba boina, ella las lucía de mil maneras diferentes. "Tenía un arte especial", aseguró Sabina Jiménez, que también desveló que le pidió algún que otro consejo respecto a "temas de chicos".

También era Penélope la primera en apuntarse a las actividades extraescolares. Sobre todo, si se trataba de teatro. "Su primer papel fue el de Menciguela en la obra Las aceitunas. Y lo bordó", recordó la maestra y tutora. Lo de disfrazarse e interpretar vidas ajenas es algo que Pe no hacía solo en el colegio. Tanto en su casa como en las de sus tíos, aprovechaba las reuniones familiares para abrir los armarios y coger todos los vestidos que se le antojaba. Luego, iba a pintarse la cara y convencía a sus primos para hacer "una obra casera", relató su tío Manuel Cruz.

Penélope disfrutaba tanto con la interpretación que, una vez finalizada la EGB, dejó colgados los estudios e ingresó en la prestigiosa escuela de Cristina Rota. Todos los días, cogía un autobús para ir a Madrid. Allí solía coincidir con un vecino y amigo, que estudiaba fotografía. "Yo voy a ser una actriz muy reconocida", le decía. "Yo voy a ser fotógrafo en un gran diario", le contestó. "Cuando yo sea famosa, tú me harás las fotos", le respondió ella. "No creo que te acuerdes de mí cuando estés en lo más alto", concluyó él. El estudiante de fotografía trabaja hoy, en un diario importante. En la pasada gala de los Goya, Penélope posó ante la prensa con su estatuilla. Entre la masa de reporteros, distinguió a su viejo colega. Le miró y le saludó, dejando claro que se acordaba perfectamente de él.