Escribo esto mientras escucho a Harry Connick Jr cantar el Ave Maria de Schubert. Yo me pongo villancicos hasta en junio, porque adoro la Navidad y ni siquiera podría explicar si es por los recuerdos de infancia en casa de mis abuelos, con todos los primos esperando a Papá Noel la noche del 24 de diciembre; si porque algún día caen (aunque sea en silencio, aunque sea fregando los platos) De las doce palabritas y Navidad con paz; si porque Fairytale of New York es uno de mis grandes himnos o porque son fechas en las que, al fin, haces por quedar con los amigos, todos juntos, como si no se hubieran ido a vivir otras ciudades. También por El cascanueces, por los conciertos de año nuevo de la Orquesta de Extremadura, por la Marcha Radetzky, por ver qué flores tapan el escenario de la Filarmónica de Viena y qué nueva polémica hay con el director o con los músicos o con el repertorio o por El pequeño tamborilero.

Las propuestas culturales durante este mes, porque la Navidad comienza en el puente de la Constitución, son todas festivas. Y, además, se están convirtiendo en tradición. Recuerdo el ensayo del primer Mesías participativo: el Mesías de Händel que desde hace algunos años interpreta la Orquesta de Extremadura con distintos cantantes: este año, en Badajoz, estarán la soprano Ruth Rosique, el contratenor Xavier Sabata, el tenor Juan Sancho y el bajo Enric Martínez-Castignani, dirigidos por Francesc Prat.

No estarán solos: más de 260 cantantes no profesionales de la Coral Llerenense; de Ad Libitum, que es el Coro del Centro Universitario de Mérida; de la Coral In Pulso de Cáceres; de la Coral Polifónica Municipal Julio Terrón de Malpartida de Plasencia; de los Coros Extremeños, el Coro de Cámara ARS Nova y el Orfeón Ciudad de Plasencia (los tres de la capital del Jerte), del Coro Vocalis y del Coro S.I. Catedral Metropolitana de Badajoz. Ponemos todos los nombres, por muy cacofónica que quede la enumeración, por si se han planteado cantar en alguna coral: no hace falta saber música: te enseñan. Y es divertido.

El único problema con este concierto es que, si son ustedes de hacer las cosas a última hora, les recomendamos, como propósito de año nuevo, que destinen parte del espacio de su agenda a apuntar planes futuros: las entradas se agotaron hace tiempo. «Me tiro la vida diciendo a la gente que haga lo que le apetece hacer, que sea ambiciosa con su ocio», decía en Twitter el psicólogo Ricardo de Pascual.

Y ambiciosos con su ocio son unos niños que tienen de 8 a 12 años y otros que van de los 13 a los 18 y que se han metido, por su cuenta y riesgo (no es obligatorio) en las Orquestas Infantil y Juvenil de la Orquesta de Extremadura (les falta una sénior: voy dando ideas). Ambrosio Castillo y Fabián Romero dirigen la infantil y Gustavo Castro la juvenil. Cuentan que, desde pequeños, se nota ya quién tiene destreza con el instrumento, quiénes tienen madera de líderes, quiénes son los más cuidadosos con sus compañeros y van tirando de ellos. Llegan y se sientan delante, para poder atender mejor. Con ellos, el domingo, a las 12.30 horas, nos iremos a un mercado persa, escucharemos villancicos en clave de rock y harán un bis con los casi 200 chavales encima del escenario del Palacio de Congresos de Mérida. Por cierto, la entrada es de 5 euros y la recaudación se cederá íntegramente a ADMO, la Asociación para la Donación de Médula Ósea de Extremadura.

Yo tengo una enfermedad crónica desde hace casi una década y no puedo donar, pero puede ser un buen propósito de año nuevo: hacerse donante de médula. Ya van dos: ser ambiciosos con el tiempo de ocio y donar médula, si pueden. O adoptar un animal que lo precise (un nuevo miembro ha llegado a mi familia: se llama Tarod y es un buitre. No está en casa, claro está: pertenece al programa de apadrinamientos de Amus - Acción por el Mundo Salvaje). Hacer algo de voluntariado. Apuntarse a alguna de las escuelas de música de la región. Darle mucho más significado a los cuidados. Querernos más. Lo de adelgazar e ir al gimnasio o dejar de fumar lo dejamos, porque este tipo de propósitos de año nuevo se cogen con mucha fuerza el 7 de enero y se abandonan el 9 sin mucha dilación ni complejo de culpa hasta el año siguiente, en que volvemos a hacer el mismo tipo de listas. Aquí hablamos de cosas factibles.

Como ir a Los Santos de Maimona esta tarde y a La Nave del Duende mañana para ver los títeres más bonitos de Portugal con una obra que no puede ser más navideña: el Auto del nacimiento del Niño Jesús. Hay muchos espectáculos para las familias estos días. El domingo comienza el Festival Theatre-Ves, en Puebla de la Calzada, con El Princi-pato, una historia de un príncipe al que educan con mano dura y se vuelve un déspota: lo gracioso es que tiene cinco añitos.

O comenzar el año como se merece: con un concierto de valses y polkas, con la Orquesta de Extremadura, que se va de gira por varias ciudades los primeros días de 2020. Pero eso es otra historia y se la contaremos en otra ocasión.