Si el Diccionario Sopena incluyera el término showrunner, lo ilustraría con una foto de Javier Olivares, cocreador de El ministerio del tiempo, creador de Isabel o Víctor Ros, guionista/productor ejecutivo de Infidels… Seguramente el más conocido de los creadores televisivos españoles, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras: desde Argentina y Los Ángeles contactaron con Olivares para encargarle una serie basada en Atrapa a un ladrón, el clásico de Hitchcock de 1959. Sigue una entrevista sobre este reto, recién estrenado en Paramount Channel y Prime Video, y el paisaje de la ficción serializada en España.

-¿Cómo surge la idea, o mejor la osadía, de volver a contar ‘Atrapa a un ladrón’?

-Semejante osadía nunca se me habría ocurrido a mí. A los grandes maestros se les debe un respeto. Pero me llamaron desde Argentina y Los Ángeles con la idea y no pude decir que no. Era un desafío, y los desafíos se aceptan. Además, sabía quién era, conocían El ministerio del tiempo y les encantaba, algo que te sorprende, la verdad. Gracias a las plataformas, las series españolas pueden tener un alcance increíble.

-¿Cómo afrontan la adaptación? ¿Parten del guion de la película o acuden al libro original de David Dodge?

-No, fui directamente a la película y cogí los conceptos generales, el tono, su aire de comedia ligera… Adopta un tono de supuesta ligereza, aunque luego tiene una gran emotividad, también. Eso era a lo que había que ser más leal. Sin perder ese tono, añadí otros conceptos hitchcockianos, como la conspiranoia y el «no conoces a la persona con la que vives».

-La levedad no suele valorarse igual que la gravedad. Y Atrápame si puedes, por hablar de una película a la que me recordó su nueva serie, debe ser tan buena como La lista de Schindler, que fue la que se llevó los siete Oscar.

SEnDAtrápame si puedes es una obra maestra inconmensurable. Ligereza con emotividad. Cine popular. Sé de gente que dice: «¿pero qué hace este tipo adaptando a Hitchcock?» A ver, yo tengo una edad y cuando era pequeño iba a ver «la nueva de Hitchcock», igual que después «la nueva de Spielberg». Como Spielberg, Hitchcock era un director popular con un público amplio. Hay una mitificación del pasado, de los grandes nombres. Hitchcock ha hecho de todo y ya a mediados de los 50 creó una serie de televisión [«Alfred Hitchcock presenta»] realmente popular. Yo he trabajado en muchas series populares, como Los Serrano, Ventdelplà, Infidels… El primer objetivo de cualquier serie ha de ser entretener. Por otro lado, tampoco te puedes conformar con eso… ¡Menudo rollo le estoy metiendo!

-No, siga, siga.

-Bueno, es que creo que no debe menospreciarse lo popular. Con esto hablo de la televisión en abierto, por ejemplo: series como Vis a vis, El ministerio del tiempo o Merlí son las que nos han dado prestigio como creadores televisivos. Y todas se vieron en abierto. Hay una serie de tópicos que me chocan mucho. La gente piensa que si te pones trascendente, estás haciendo necesariamente algo interesante.

-Si hay una sensibilidad que rezuma el estilo Olivares, es la confusión entre drama y comedia, algo muy propio de Rafael Azcona, que tengo entendido es uno de sus maestros. El ministerio del tiempo era un poco como si Azcona escribiera para Terry Gilliam.

-(Risas). Debo mucho al Azcona que escribió para Ferreri y Berlanga. El ministerio del tiempo tiene, después, mucho de ciencia ficción. Pero también de Mortadelo y Filemón. Puestos a reivindicar más cosas, hay que reivindicar la comedia, que es lo más difícil de escribir, dirigir e interpretar.

-¿De dónde provienen sus guionistas de referencia? ¿Más del cine que de la televisión?

-No, no, yo he sido muy teleadicto desde niño. Era muy fan de La dimensión desconocida. Y Chicho Ibáñez Serrador y Jaime De Armiñán son mis dos dioses; sin ellos no estaría en esto. Después entra en juego la BBC, con la que descubro a Steven Moffat. HBO me inspiró por destacar la importancia del creador. Pero quiero recordar que esta industria no existiría sin todas las series de calidad que se han hecho en abierto. Hay que luchar por mantener la dignidad de la ficción en abierto.

-¿En la industria española se valora realmente esa importancia?

-En España resulta difícil ser showrunner físicamente. Los calendarios son tan apretados que, en ocasiones, las series se empiezan a producir sin que los guiones estén terminados. Por lo tanto, no puedes estar 100% dedicado a la producción.

-¿A qué showrunners, o, con otras palabras, guionistas/productores ejecutivos de aquí le gustaría reivindicar?

-A mi hermano Pablo, que era un grande. También Ramón Campos, Aitor Gabilondo, Lluís Arcarazo en Catalunya… Y entre los más jóvenes, querría destacar a alguien que no es guionista, es director, pero me parece el productor ejecutivo de futuro más interesante: Marc Vigil. He trabajado con él en El ministerio del tiempo y Malaka, y me parece impresionante.

-¿Cree que con el afianzamiento de la producción propia de las plataformas, iremos viendo más series con ideas arriesgadas?

-Ojalá, pero el peso de la industria va a ser el mismo siempre. Cada vez es más industria y la gente invierte en esto porque quiere obtener beneficios.

-¿Tiene usted muchos proyectos locos en la recámara?

-Siempre muchos, pero no los digo porque trae mala suerte. Y no uno, más bien una docena.

-¿Ni una pista sobre ninguno?

-Ni una.