Mucho se ha discutido sobre si Succession debía optar a los Emmy cómicos o dramáticos. La serie dirigida por Jesse Armstrong sobre una ficticia dinastía mediática siempre ha rechazado cualquier corsé estricto: reúne la sátira y el dolor, el gag memo improvisado y la mirada de refilón devastadora. Todo para decirnos que demasiado dinero puede dificultrar la felicidad.