En la noche fría que acostumbra noviembre en Cáceres, la luz minera aparcaba su arte en el Auditorio del San Francisco. Ese frío desaparecía para desbordare en el calor de un recinto lleno hasta la bandera, de aficionados al flamenco de toda la geografía regional y otros puntos de España. Suceso al que ya está acostumbrada la Peña Amigos del Flamenco de Extremadura, como organizadora de tal evento.

Los triunfadores del último Concurso Internacional de Cante de las Minas de la Unión, aparecían en el escenario, mostrando sus trofeos, ante un público que le dedicó una atronadora y cariñosa ovación.

Abría noche artística, María Juncal Borrul. Toda una bailaora, ganadora del Desplante minero. Su belleza flamenca, nos deja ver a una artista, podríamos decir, revolucionaria dentro de la ortodoxia. En su primer baile por Farruca, la Borrull nos muestra su fuerza expresiva. Todo lo que hace María Juncal en el escenario es bailar. Se despoja de su chaquetilla bailando, mece, retira, pega a su cuerpo la silla del escenario, bailando, pasea para coger aire, bailando. Sus formas y sus gestos la asemejan a Carmen Amaya. No busca excentricidades en su plástica, siendo muy femenina en su interpretación y apreciándosele unas marcadas maneras de escuela de danza. Impactó en Cáceres con su farruca, taranto y alegrías.

La segunda aparición al escenario, es la del bordón minero, Niño de Brenes. Su seguiriya, taranta y malagueña, nos hacen percibir a un joven humilde, plagado de técnica y corazón en sus cuerdas. Emocionante escuchar las falsetas que surgían de su guitarra, del Niño Miguel, Mano Sanlucar, Miguel Angel Cortés o Paco de Lucía. Este guitarrista de Brenes, acaparador de variados e importantes premios, cuenta con la suerte de saber emocionar y transmitir en su toque.

Los dos extremeños, seguramente eran conocidos por las más de ochocientas personas, que habían disfrutado de las dos agradables sorpresas de la noche en guitarra y baile. Será Pedro Peralta, quien primero aparece junto a su compañero y amigo el guitarrista Perico de la Paula. El conquistador del Premio de Cante Bajo Andaluces Grupo C, con nuestros tangos extremeños, Pedro Peralta, inicia su actuación, por Cartagenera y Levantica, subrayando desde aquí ese final de Levantica. La Liviana, Serrana, Macho y cambio por seguiriyas de María Borrico, da paso a un cante casi inédito que Peralta recrea en varios estilos, la Guajira. Al público le gusta, sones de Onofre, Niño Cabra, Marchena, Juan Breva. Antes de desfogar su compás por tangos Extremeños, Pedro y Perico nos enseñan la evolución de un fandango. Como desde el inicio del primer fandango hasta el último, se nota la evolución de ese fandango. Paco el Americano, el Corruco de Algeciras y Pichichi, un paseo por los tiempos de este cante. Ante estos estilos, se esperaba la ejecución de uno de sus fuertes, los tangos Extremeños. Más compañeros y amigos para acompañar al artista, la guitarra joven y fresca de Juan Manuel Moreno y las palmas de la bailaora Cristina Delgado y Pilar García. Volteos, compás, fiesta, personalidad y mucha Extremadura en la voz de Peralta que fue despedido con gran ovación.

Otra ovación para Tena

La misma gran ovación que recibió Miguel de Tena, Lámpara Minera del 2006. La voz, susurrante, limpia y vibrante de Miguel, fue acompañada por la guitarra del eficaz y excelente guitarrista, Francisco Pinto. Hace ya tiempo que Francis Pinto pasó con su saber y estar a ser hoy Francisco Pinto. La malagueña surge de la garganta de De Tena, es la malagueña del Niño el Huerto, que remata con los fandangos de Cayetano Muriel.

La luz de la Unión en la noche cacereña, con la interpretación de la taranta y la minera, luz perfectamente ejecutada por Miguel y que mantenían en todo momento en tensión a los aficionados. Aires de Pencho Cros, de Manuel Romero, de la Unión, cómo no. Guiño a su compromiso con el cante, al realizar también cantes casi en desuso para mostrarlos al público, la Vidalita del Niño la Huerta, Milonga de Pepa Oro. Para acabar de volver loco al respetable, los fandangos de Manuel Vallejo, valen de despedida en el escenario, de la Lámpara Minera. Extremadura también le debe un premio.

Noche que comenzó con el frío de la calle, pero que este XXXII Festival Flamenco de Cáceres, tornó a ardiente, con la luz flamenca de la Unión.