Ha concluido el pasado fin de semana la fase regular de la Liga Femenina de baloncesto (llamada ahora Dia por aquello del patrocinio) y el balance del representante extremeño en la élite, el Nissan Al-Qazeres, ha alcanzado el aprobado, rozando el notable, a mi juicio, estando en su mano alcanzar el sobresaliente o la matrícula de honor. Y lo razono a continuación a modo de balance.

El equipo de Jacinto Carbajal ha conseguido el primer objetivo: la permanencia, logro en absoluto baladí. Es complicado salvarse para un modesto en cualquier categoría, y también en ésta, teniendo en cuenta la humildad del proyecto. También hay que recordar que es la segunda temporada consecutiva en LF.

El problema de este año ha sido de jugadoras. Tras completar directivos y técnicos un extraordinario ‘casting’ a la hora de firmar baloncestistas, el equipo se ha ido derrumbando por la marcha de dos de ellas, primero Alexis Jones y después Shayla Cooper. Las dos estadounidenses, ambas con un talento descomunal, eran las más valoradas de la competición. Palabras mayores. Eso sí, el individualismo de ambas no tenía límites. Una se fue a Israel y la otra llegó a un acuerdo para regresar a EEUU tras una convivencia nada fácil con sus compañeras debido a su comportamiento fuera de la cancha.

Con el equipo sacudido por las idas y venidas de baloncestistas, el Al-Qazeres ha ido bajando enteros y le han sobrado los últimos tres-cuatro partidos al haberse quedado en zona de nadie. Y eso, habiendo estado cerca de meterse en Copa de la Reina antes de fin de año y haber tenido alguna opción de playoff por el título, disipado todo por los vaivenes de las americanas.

Con todo, la primera pregunta que está ahora sobre la mesa es sobre el futuro: ¿seguirá como técnico Jacinto Carbajal? Y a partir de ahí, todo.H