CACERES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD: José Marco (4), Alvaro Frutos (13), Luis Parejo (14), Rolandas Jakstas (21), Víctor Serrano (15) --cinco inicial-- Ibrahima Thomas (12), Sergio Pérez (8), Guille Corrales (3), Carlos Toledo (0).

PLANASA NAVARRA: Quique Garrido (13), Guillermo Justo (12), Iñaki Narros (8), Yaroslav Korolev (16), Malick Nguirane (12) --cinco inicial-- Sergio Rodríguez (12), Joaquín Bonhome (0), Iván García (8).

MARCADOR POR CUARTOS: 31-22, 44-53 (descanso), 61-71 y 90-83.

ARBITROS: Torres Sánchez y López Córdoba.

Ñete Bohigas le ganó a su antecesor, Carlos Frade. O, lo que es lo mismo, el Cáceres Patrimonio de la Humanidad pudo con el Planasa Navarra (90-83) en lo que fue el partido más loco de la temporada, con solamente un cuarto medianamente igualado. Los otros tres fueron dominados brutalmente por uno de los dos equipos. Y, claro, como los verdinegros mandaron en el primero y en el último, se llevaron una victoria que le sirve para refrendar matemáticamente lo que ya tenía virtualmente: la permanencia en la LEB Oro. Un éxito con las limitaciones del actual proyecto, que nadie lo dude.

El choque ya empezó con una buena noticia para los locales: Oliver Arteaga, el mejor jugador del Planasa, no estaba. Uno de los pívots más destacados de la competición iba a ser una preocupación menos para Víctor Serrano y Rolandas Jakstas, que hicieron un inicio de cine .

Y es que, aunque los navarros empezaron bien (10-15, min. 4), aferrados a la muñeca del ex-NBA ruso Yaroslav Korolev, cayeron postrados ante los inspirados verdinegros.

Serrano y Jakstas percutían a su antojo en la zona, no fallando un solo tiro en el primer cuarto y totalizando 23 puntos (11 y 12, respectivamente). Y lo que era sin duda mejor: la irrupción de la segunda unidad no significaba un bajón.

Quedan muchas sorpresas. Con 31-22 arrancó el segundo cuarto, pero en un abrir y cerrar de ojos el Planasa ya estaba por delante (31-33, min. 13), merced a una súbita debilidad cacereña y ayudado por una jugada de cinco (canasta más tiro libre adicional más otra canasta porque la falta fue intencionada).

El torrente ofensivo se había volatilizado con un parcial de 0-14. Los de Bohigas tardaron la vida (cinco minutos) en meter su primera canasta al tiempo que consentían triple tras triple.

Al partido le había cambiado la cara, sí. La agresividad y el descaro era la nueva bandera del conjunto de Pamplona, que llegó a ponerse 36-50 (min. 19) en una fase de auténtica exhibición. Con 44-53 se fueron los jugadores a los vestuarios: 13-31 en diez minutos para alucinar.

El regreso no clarificó nada. El Cáceres estaba errático, atragantándosele la defensa zonal de su oponente y con la angustia de ver que el tiempo pasaba y no terminaba de meterse en el partido. La diferencia se estabilizó en 10-12 puntos porque cada vez que se veía que podía constreñirse, el Planasa enchufaba un triple que volvía a poner orden (61-71, min. 30). Síntoma de que en absoluto las tenía todas consigo, Bohigas decidió alargar el tiempo en pista de sus jugadores titulares. Pero curiosamente en sus suplentes estaba la solución.

El último cuarto lo inició con Guille Corrales en la cancha, buscando presión en primera línea que revirtiese la situación. Dio justo ese resultado y el escenario volvió a dar completamente la vuelta con un 13-0 demoledor (74-71, min. 34). Grande, por fin, Ibrahima Thomas buscando la canasta sacando partido de su corpulencia y dejándose de tiros lejanos. Hasta Frade fue descalificado (82-76 a 2:14). Su equipo aún tuvo un triple para empatar a falta de 20 segundos, pero definitivamente no era su noche.