Dinero, dinero. Siempre ahí, condicionando por completo todos los proyectos del deporte extremeño. Este año, los clubs que militan en categorías nacionales y que están dentro de un espectro profesional están viviendo la temporada más difícil de los últimos años. Todos saben ya que las ayudas de las instituciones se reducirán en mayor o menor cuantía. Y al mismo tiempo, a varios de ellos les queda por percibir parte de lo correspondiente a ejercicios pasados.

La ambición ha tenido que bajar obligatoriamente. Tras unos años de aparente bonanza en los que el programa Marca Extremadura había ofrecido un considerable impulso a cambio de difundir la imagen de la comunidad autónoma, los equipos habían podido, en su mayor parte, mirar un poco más hacia arriba en las respectivas clasificaciones o subir de categoría. Ahora ya no está tan claro.

El modelo camina hacia una redefinición. Los nuevos responsables de la dirección de Deportes de la Junta de Extremadura dijeron desde el primer día que el nivel de subvención de las últimas temporadas no era sostenible. "Estamos para aportar, no para soportar", indicó gráficamente el responsable del área, Toni Pedrera, que lleva a cabo los recortes en sí deporte por deporte y equipo por equipo.

La intención es que los clubs cada vez sean más autónomos, menos dependientes del dinero público, aunque en principio esto parezca poco menos que utópico con las masas sociales que poseen y un tejido empresarial también afectado por la crisis y que antes de ella no se distinguía precisamente por un enorme apoyo al deporte. La conclusión es que los tiempos difíciles han llegado y que no sería de extrañar que hubiese más proyectos que desapareciesen, como ocurrió con los del Femenino Badajoz --que llegó a estar en la máxima categoría del baloncesto-- o el Cerro de Reyes de fútbol (Segunda División B).

El verano ya tuvo a varias entidades al borde del precipicio, pero finalmente no se llevó por delante a casi ninguna. Algunos como el Almendralejo de voleibol masculino tuvieron que asumir que no podrían mantenerse en la Superliga 2 y bajaron un par de categorías a la espera de que el temporal amainase.

Al final, el esfuerzo personal de muchos directivos que firman pólizas de crédito para obtener liquidiez es lo que ha mantenido a flote a los clubs, pero muchos se preguntan si es una fórmula que pueda perdurar en el tiempo.

FÚTBOL, EL 25% MENOS

El deporte rey es en números globales el que más espectadores atrae a los terrenos de juego de Extremadura, pero eso no le sirve para demasiado a la hora de financiarse. Cada uno de los cuatro clubs regionales que militan en el grupo IV de Segunda B cobrará a razón de 90.000 euros si es que no hay un cambio de opinión de última hora derivado de una nueva toma de contacto. La Junta de Extremadura rebajará 30.000 euros la cantidad destinada al patrocinio de cada uno de ellos en relación al pasado ejercicio, lo que es considerado como un duro golpe para sus maltrechas economías. Esas son, al menos, las intenciones, ya planteadas a los clubs en la primera reunión que mantuvieron las dos partes hace casi dos meses.

El descenso de las cuantías en los contratos de patrocinio institucional era una noticia cantada y con la que todos ya venían trabajando. El pasado año, todos recibieron 120.000 euros a través de la empresa pública Marca Extremadura.

En este, los recortes afectarán a Cacereño, Club Deportivo Badajoz, Villanovense y Sporting Villanueva en un 25% si la situación no cambia.

Los clubs, preocupados por su subsistencia, están sensiblemente sensibilizados ante la nueva coyuntura. Pero incluso más que por el dinero que vayan a percibir, por el momento en el que lo hacen, que suele ser casi en el final de la temporada.

CAOS VILLAFRESNENSE

Especialmente dura es la situación del Sporting Villanueva. Con los jugadores encerrados porque apenas han recibido honorarios, el alcalde de la localidad, Ramón Díaz Farías, ha solicitado incluso que se pueda adelantar ese dinero. Pero esto va a ser una empresa difícil. Con los presupuestos de la Junta aún en el aire, hay que hacer encaje de bolillos y, de momento, será complicado conseguirlo.

La escena de los futbolistas protestando por sus delicadas situaciones personales --algunos aseguran que no tienen dinero ni para comer-- ha resultado contraproducente con la imagen modélica y ascendente del deporte extremeño que se ha querido dar en los últimos años. Ya sucedió con el Cerro hace justamente un año y en este hay quien opina que el desenlace será igual, con el equipo siendo retirado de la competición. Será así de hecho si dentro de dos semanas frente al Cacereño, por tercera jornada consecutiva, no paga al árbitro, como ocurrió ante Jaén y Betis B.

POCOS SEGUIDORES

Sin ser límite, la situación de los otros clubs es también preocupante. Los ingresos son mínimos, la afición no ha respondido como se espera y los ingresos por publicidad también han descendido.

Dos históricos como Cacereño y Badajoz apenas superan el millar de abonados y sus espaciosos estadios se ven muy despoblados domingo tras domingo. El cambio de propiedad en ambos acompañado de sendos ascensos a Segunda B supuso un cierto revulsivo, pero sus dirigentes se quejan de que es demasiada poca clientela no ya para soñar con crecer, sino para cubrir gastos. En el caso del Cacereño, la situación se agrava con el hecho de que tiene que asumir el mantenimiento del estadio Príncipe Felipe, que no es municipal, como ocurre con el Nuevo Vivero.

Mientras, el Villanovense ya ha dado la voz de alarma, la semana anterior, revelando que tiene 490 socios, una cifra escasa a todas luces, aunque más del doble que la del Sporting, 220.