El caso del Toledo, una sociedad anónima en quiebra que un empresario murciano ha querido trasladar en el último mes y medio a Cartagena, ha sido el último, pero no el único. De momento, la federación ha denegado la posibilidad de que el equipo de fútbol se cambie de un lugar a otro, pero el reglamento federativo no lo impide taxativamente, aunque sí lo limita, ya que el rango privado nunca prevalece sobre una norma de derecho público. Puede hacer falta un largo proceso, aseguran expertos consultados por este diario, pero la posibilidad existe y el presidente del Granada pretende acortar los plazos al máximo para que la ciudad tenga equipo en Segunda División B la próxima temporada, que se iniciará a finales del mes de agosto.

Sea o no real, la sola posibilidad de la venta ha conmocionado los ambientes futbolísticos de Cáceres. Los fieles aficionados del Cacereño de toda la vida , los alrededor de 600 que cada año son socios, aún no pueden dar crédito a lo ocurrido en las últimas 24 horas, cuando se ha sabido que la histórica entidad se ha puesto, literalmente, en venta. Y ya no es una simple especulación periodística: las dos partes lo confirman. Y mientras todo ello ocurre, el equipo que entrena Ismael Díaz comienza los entrenamientos el próximo viernes.