Si se hiciera un equipo con algunos de los 32 seleccionadores que han acudido al Mundial saldría un conjunto sólido en defensa, que podría practicar cualquier sistema debido al nivel técnico de sus integrantes. Sería una selección favorita para ganar el Mundial, un grupo que se basaría en una defensa rápida y contundente. Por detrás del balón siempre habría seis futbolistas, como aquel Brasil que ganó el Mundial de Estados Unidos de 1994 o aquella Francia que se paseó en el Mundial de 1998.

Defensa de cuatro, un pivote de contención, un constructor y luego la absoluta libertad de movimientos de una delantera maravillosa formada por Zico, Klinsmann, Blokhin y Van Basten. Entre los cuatro han marcado 179 goles con sus respectivas selecciones. El equipo estaría formado por La Volpe, Lemerre, Lippi, Janas, Domenech, Michel, Aragonés, Klinsmann, Zico, Van Basten y Blokhin.

Ricardo La Volpe, el seleccionador de México, fue campeón del Mundo en 1978. Fillol, uno de los grandes pilares de aquella selección argentina, le cerró el paso y se convirtió en su eterno suplente. Fue portero de Banfield, jugó en San Lorenzo de Almagro y luego emigró a México. La Volpe asegura que no le gustaba entrenar, pero se ha convertido en un perfeccionista como técnico.

Marcello Lippi fue el líbero durante muchos años del Sampdoria. Allí aprendió el oficio del defensor eficaz. Estaba en la mejor escuela. A su lado, Pavel Janas, un zaguero sobrio que conquistó con Polonia el tercer puesto en el Mundial del 82. El éxito le benefició y fichó por el Auxerre hasta 1986, año en el que fue elegido el mejor jugador de la Liga francesa. Las bandas son para Lemerre y Domenech, dos laterales surgidos de la escuela francesa. Dos jugadores duros y de recorrido. Dos futbolistas de carácter, especialmente Domenech, que siempre arrastró una reputación de defensa inflexible e implacable con el rival.

El pivote, el líbero por delante de la defensa, el hombre escoba, el responsable de las faltas tácticas, es para Henry Michel, que hizo casi toda su carrera en el Nantes, donde fue un ídolo. Es la pieza que cubre las espaldas a Luis Aragonés como organizador, un futbolista técnico, magnífico lanzador de faltas, que apenas gozó de oportunidades en la selección española pese a sus buenas temporadas en la Liga. Ganó el trofeo Pichichi en la temporada 1969-70, con 16 goles, junto a Amancio y Gárate.

Y arriba la pólvora, el gol, la finalización. Hablamos de Zico, el Pelé blanco, tres veces Balón de Oro en Suramérica, autor de 729 goles, de los que 66 los marcó en 89 partidos con Brasil. Zico jugó y perdió tres Mundiales defendiendo la camiseta canarinha (Argentina-78, España-82 y México-86).

Hablamos de Van Basten, que se retiró con 28 años por una lesión en el tobillo. El delantero maravilló al mundo con sus goles, joyas de orfebrería. En 1986, fue el máximo goleador europeo con 37 tantos. Recogió tres veces el Balón de Oro. Van Basten debutó con 16 años en el Ajax.

Hablamos del alemán Klinsmann. Su capacidad goleadora le hizo destacar en cuatro Ligas europeas (Alemania, Italia, Francia e Inglaterra). Ganó en 1990 el Mundial de Italia, convirtiéndose en uno de los alemanes de más éxitos.

Hablamos de Blokhin, que cimentó su fama de depredador en el Dinamo de Kiev. Logró el Balón de Oro en 1975. Su capacidad goleadora fue muy grande.