Van llegando poco a poco las listas con las clasificaciones del día. Una hoja en amarillo muestra que Lance Armstrong comanda la general individual. Otra en color azul avisa que Paolo Savoldelli ha sido el ganador de la etapa. Una en blanco que Yaroslav Popovych se encuentra situado al frente de la clasificación de los jóvenes y, finalmente, un folio con menos texto informa que el Discovery Channel ocupa la primera posición entre los equipos. No hay duda. No es el Tour de Francia 2005. Es la dictadura del corredor tejano y su guardia de asalto.
¿Alguien puede tener dudas de que Armstrong ganará el sábado la contrarreloj final? Las apuestas que funcionan por internet apenas premian a quien apueste por el tejano. Sería un dinero demasiado fácil. Además, ahora, se encuentra con la obligación moral ante sus compañeros de demostrar que es el capitán, o mejor, el dueño, el boss del Tour.
FALTA DE ALICIENTES Ayer dio la impresión de que Armstrong necesitaba alicientes para no aburrirse, argumentos para presumir aún más ante los 600 invitados que ya han confirmado la asistencia a su cena de despedida el próximo domingo en los salones del hotel Crillon de París. Por esa razón, ayer, con la previsión de una escapada anunciada, los ayudantes de Armstrong se situaron estratégicamente, por si sonaba la flauta y podían sorprender al T-Mobile de Jan Ullrich, que dominaba la clasificación por equipos.
En esta tabla puntúan cada día los tres mejores corredores de equipo clasificados. Así que fue un lujo y un golazo por toda la escuadra que el Discovery Channel situase en la fuga a Savoldelli y a Chechu Rubiera. Los alemanes sólo contrarrestaron con Oscar Sevilla.
Con la escapada, además, el resto de los guardianes de Armstrong --que sólo tuvo que esforzarse para apaciguar a Ullrich en la cota corta pero dura que había a poco de meta-- fueron en carroza, conducidos por unos alemanes desesperados. Y, por si fuera poco, entre los fugados, Savoldelli, libre en su obligación de respaldar al jefe, demostró que por algo ganó el Giro.
